Los mártires de la UCA: exigencia y gracia. Compromiso social de la universidad católica

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Jon Sobrino

Resumen

Hace veinte años asesinaron a mis hermanos jesuitas de la UCA, a Julia Elba y a Celina. Yo me encontraba en Tailandia, y a mi regreso a El Salvador tenía que pasar por San Francisco. En el aeropuerto me esperaban –con rostros impávidos- Steve Prevett y Peggy O’Grady. En las calles de San Francisco, con un parlante en la mano, Paul Locatelli condenaba los asesinatos, Tessa Rouverol le acompañaba. Me trajeron a la Universidad de Santa Clara. La comunidad me acogió como a un hermano y en ella pasé durante varias semanas. Al llegar me encontré con ocho cruces plantadas delante de la Iglesia, y cuando un desalmado las arrancó, Paul Locatelli inmediatamente las volvió a plantar. Nunca lo olvidaré. Por ello ahora tengo un sentimiento muy grande ‘volver a casa’.