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José Carlos Hernández-Gutiérrez, Sol Cárdenas-Arguedas y Ana Karen Cortés-Hernández
¿De la representación descriptiva a la sustantiva? Mujeres y política en América Latina
las de supervisión al Gobierno y agregación de intereses de los legisladores.
Además, inuyen en las políticas públicas (Rivera, 2005). En este sentido,
podría decirse que son “pequeños congresos” (Krehbiel, 1992). Como es im
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posible que el pleno del congreso discuta toda la legislación que se presenta
(Cox, 2006), salvo excepciones, la legislación se envía a las comisiones para
su estudio, pudiendo estos órganos enviarla a los plenarios para su aproba-
ción o desestimarla. En este proceso, los presidentes de comisiones tienen
un rol fundamental, ya que deciden los proyectos de ley que se consideran
primero y postergan la discusión de otros (Pérez, 2014). En este sentido, los
legisladores que las ocupan tienen “poderes especiales de agenda” (Alemán,
2006; Cox, 2006; Cox y McCubbins, 2005).
Analizar los patrones de distribución de las comisiones en una legislatura
permite conocer los procesos de toma de decisiones, los intereses de las éli-
tes políticas y las relaciones de poder entre dichas élites (Martin y Mickler,
2018). Según los roles de género tradicionales, las comisiones, siguiendo a
Skard y Haavio-Manila (1985), se pueden clasicar en productivas, repro-
ductivas y de preservación del sistema. Las primeras son las relacionadas
con economía, scalidad, industria, etc. Las reproductivas tratan los temas
de política educativa, sanidad, familia, vivienda, etc. Por último, las de pre-
servación del sistema se ocupan de asuntos constitucionales, relaciones ex-
teriores, etc. Tradicionalmente, las comisiones de reproducción y de preser-
vación del sistema son en las que más han participado las mujeres, ya sea en
el ámbito latinoamericano (Aldrey, 2016; García, 2019; Heath et al., 2005;
Martínez y Garrido, 2010; Schwindt-Bayer, 2006, 2010) o fuera de él (Coffé
et al., 2019; Pansardi y Vercesi, 2017). No obstante, otras investigaciones han
concluido que la variable explicativa de esta desigualdad no es el sexo, sino
los años de experiencia en la asamblea legislativa (O’Brien, 2012; Palmieri,
2011) o la magnitud del distrito por el que la legisladora o el legislador fue-
ron electos (Chasquetti y Pérez, 2012).
Pese a ser un tema bastante estudiado, es importante replicar las inves-
tigaciones previas sobre representación política femenina descriptiva y sus-
tantiva para analizar con datos actualizados si el hecho de que haya un ma-
yor porcentaje de mujeres en las cámaras bajas o únicas se traduce en que
estas ocupen espacios de poder dichas cámaras. La contribución principal
de este estudio es el análisis de un número signicativo de países de Amé-
rica Latina, permitiendo no solo conocer la situación en un único caso, sino
la comparación y el estado de la cuestión a nivel regional. Para alcanzar el