ISSN impreso: 1390-3837 / ISSN electrónico: 1390-8634, UPS-Ecuador, No. 38, marzo-agosto 2023, pp. 191-209.
https://doi.org/10.17163/uni.n38.2023.08
Análisis político del discurso. Propuesta
metodológica para su uso como herramienta
Political discourse analysis.
Methodological proposal for its use as a tool
Javier Vega-Ramírez
Instituto de Ciencias de la Educación
Universidad Austral de Chile, Chile
javier.vega@uach.cl
https://orcid.org/0000-0002-0335-1557
Recibido: 08/01/2023 Revisado: 20/01/2023 Aceptado: 27/01/2023 Publicado: 01/03/2023
Resumen
Este artículo ofrece los resultados de una investigación bibliográca generada con la intención de ofrecer
una propuesta metodológica basada en la perspectiva epistemológica subyacente al Análisis Político del
Discurso (APD), cuyo origen se encuentra en la obra de Laclau y otros autores. Para esto se realiza una
revisión exhaustiva de las conceptualizaciones sobre discurso, hegemonía y política con el n de presen-
tar en detalle las posibilidades que ofrece el análisis político del discurso como herramienta de análisis
social. Finalmente, con base en los autores revisados, se presenta una propuesta de pasos metodológicos
para desarrollar el análisis político del discurso aplicado a fenómenos sociales focalizados. Se concluye
que el análisis político del discurso como perspectiva de análisis es plenamente válido tanto para fenó-
menos extensos como pequeños, y que la metodología propuesta puede adaptarse dinámicamente a cada
uno de los requerimientos presentados.
Palabras clave
Análisis del discurso, análisis político del discurso, hegemonía, política, Laclau.
Forma sugerida de citar: Vega-Ramírez, J. (2023). Análisis político del discurso. Propuesta metodo-
lógica para su uso como herramienta. Universitas-XXI. Revista de Cien-
cias Sociales y Humanas, Universitas-XXI, 38, pp. 191-209.
https://doi.org/10.17163/uni.n38.2023.08
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Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
No. 38, marzo-agosto 2023
Abstract
This article offers the results of a bibliographical research generated with the intention of offering a
methodological proposal based on the epistemological perspective underlying the Political Discourse
Analysis, whose origin is found in the work of Laclau and other authors. For this purpose, an exhaustive
review of the conceptualisations surrounding Discourse, Hegemony and Politics is made in order to,
subsequently, present in detail the possibilities offered by Political Discourse Analysis as a tool for social
analysis. Finally, based on the authors reviewed, a proposal of methodological steps to develop Political
Discourse Analysis applied to focused social phenomena is presented. It is concluded that Political Dis-
course Analysis as a perspective of analysis is fully valid for both large and small phenomena, and that
the proposed methodology can be dynamically adapted to each of the requirements presented.
Keywords
Discourse analysis, political discourse analysis, hegemony, politics, Laclau.
Introducción
La noción de discurso, entendida como una elaboración arraigada en
la realidad que no genera una construcción paralela abstraída de lo concre-
to, sino que se denota otra forma de materialidad, pertenece a la compren-
sión misma del entramado social. Esta elaboración nos habla que el discurso
existe en sí mismo buscando instalar su comprensión de realidad sobre otras
comprensiones, en un desarrollo cuya materialidad no es necesariamente un
conjunto de palabras declaradas, sino una serie de acciones o decisiones in-
tencionadas (Halliday, 1978; Wodak y Meyer, 2003). Cada discurso busca
levantarse e instalarse con la intención de validar, a través de su represen-
tación, una forma de sociedad que nalmente encuentra en ella misma una
forma de preservación. El discurso así se transforma en un modo de Poder,1
sin que sea el poder en sí. La naturaleza del poder se expresa en la imposi-
1 Dada la divergencia de comprensión en el concepto “poder”, utilizaremos su grafía con minúscula
cuando haga alusión a la palabra en cuanto verbo (poder como acción) y con inicial en mayúscula
cuando se haga alusión a la palabra en cuanto sustantivo (poder como objeto).
193
Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
ción de un discurso con la pretensión de ser superior y que termina superan-
do otras formas de comprensión, estableciendo su primacía y conrmando
su alcance gracias a su carácter de hegemónico (Butler et al., 2003; Foucault,
1979, 2002; Wink, 1986).
Por tanto, desarrollar procesos de análisis del discurso permite profundi-
zar en la comprensión de la realidad, aunque se debe observar que no todas
las perspectivas de análisis permiten comprender de la misma manera la rea-
lidad denotada en los cuerpos discursivos organizados en torno a determina-
dos fenómenos. En este artículo ofrecemos una propuesta de desarrollo me-
todológico basado en el análisis político del discurso impulsado por Laclau
y otros autores (Barrett, 1994; Buenl Burgos, 2019; Critchley y Marchart,
2008; Laclau, 1987, 2005; Laclau y Mouffe, 1985), propuesta fundamenta-
da en la revisión de las conceptualizaciones en torno a discurso, hegemonía,
sociedad y política.
Discurso y realidad
La textura del discurso no es la de una exposición ordenada de relatos
de sentido, sino que es una declaración asumida en diversas manifestaciones
que se expresan en distintos contextos, siempre denotando la necesidad de
imponerse sobre otras elaboraciones. El discurso denota la comprensión de
la realidad, sin que necesariamente sea el discurso quien componga ni cree
la realidad de manera articial. La realidad, en cuanto consenso, puede ser
inuida, modicada y alterada por el discurso (Jäger, 2001), pero no la cons-
truye por sí misma. El acento del discurso, como una construcción, es que
busca la colectividad, exigiendo una doble hermenéutica para su compren-
sión (Giddens, 1982; Infante, 2019) donde el sujeto en mismo no existe
sino en la comprensión de la sociedad, que a su vez se constituye por la com-
prensión del sujeto. La recursividad de este movimiento nos hace entender
que el discurso jamás será ingenuo, sino que siempre se constituirá como una
materialidad efectiva que denota una relación de Poder. Esta doble herme-
néutica, como una doble articulación del Poder, asume que la persona cons-
tituye (y no solo compone) la sociedad, que a su vez constituye (y no solo
se compone de) personas.
Esta forma de comprensión del discurso hace que se entienda a sí mis-
ma como una forma de análisis contingente y necesaria, ya que el discurso
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Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
No. 38, marzo-agosto 2023
funciona como manifestación y soporte de un entramado ideológico, que es
también un mensaje, una declaración, una materialización (Vega y Contreras,
2022). Un constructo ideológico, entendido como noción de sostenimiento
de una forma de ser sociedad, colectivo constituido, donde se articulan las
relaciones de colaboración y sujeción (Butler et al., 2003; Gee, 2005), de re-
lación y antagonismo-agonismo (Mouffe, 2007; Mouffe, 1999), de oscure-
cimiento y manipulación (Sloterdijk, 2003; Žižek, 1989).
Por lo tanto, podemos acercarnos a esta materialidad denominada discurso
desde un posicionamiento sumiso, optimista o crítico. Podemos considerarlo
como un vehículo de ideas válidas, en una visión ingenua, o podemos consi-
derarlo como un medio propagandístico. En cualquier caso, podemos levantar
una sospecha sobre las capas en que este es construido, comprendiendo que lo
que se dice jamás será únicamente lo que se dice, sino todo el conjunto. Como
arma Angenot (2010), no solamente podemos adentrarnos en el discurso desde
su manifestación, sino desde la posibilidad social que este sea “decible”, posi-
bilitando analizar el discurso permanentemente desde su mayor profundidad.
Por todo esto, una herramienta válida para comprender la realidad es el
análisis del discurso (Alonso, 1993; Wodak, 2001b; Garrido, 2002; Wodak y
Meyer, 2003; Butler et al., 2003; van-Dijk, 2003; Gee, 2005; Berg Dyrberg,
2008) entendida como la visualización de las ideas y concepciones expresa-
das de diversos modos que constituyen un todo unitario y que permite com-
prender una determinada cosmovisión. Como dice Jägger:
El análisis del discurso no trata (únicamente) de las interpretaciones de algo
que ya existe, y por ello no se ocupa (únicamente) de un análisis destinado a
la asignación post festum de un signicado, sino del análisis de la producción
de realidad que el discurso efectúa (2001, p. 67).2
Formas del análisis del discurso
En la revisión de la literatura asociada, encontramos tres posibles desarro-
llos, con extensión y modos de exploración sucientemente desplegados, que
permiten abordar el fenómeno del/los discursos desde la densidad del fondo
2 Desde esta perspectiva se entiende que el discurso denota una realidad, tanto desde la psicología como
desde la sociología y la lingüística, posibilitando su análisis desde un fondo en diálogo permanente
con el contexto.
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Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
ideológico de los mismos: el Análisis Crítico del Discurso (ACD), el Análi-
sis Mediato del Discurso (AMD) y el Análisis Político del Discurso (APD).
Cuando esta profundización toma el carácter de un análisis lingüístico
sobre el discurso que denota la relación de Poder, injusticia y desigualdad
expresados, hablamos de análisis crítico del discurso (van Dijk, 1999a). Así,
el análisis crítico del discurso (ACD) es el estudio que se preocupa como
objeto de la relación entre el discurso presentado (desde sus distintas mate-
rialidades) y el contexto en que surge, para poder analizar no solo qué quie-
re decir en su contexto, sino también cuánto inuye en la construcción de
realidad. Podemos decir entonces que el análisis crítico del discurso, es un
campo que se preocupa de la interrelación construida entre el discurso y el
contexto en que este es levantado (Franquesa, 2002).
Como ámbito de estudio, su antigüedad se puede remitir, en pleno uso,
hacia 1970 sin embargo su primera mención la tenemos ya en 1952, en los
artículos de Z. S. Harris “Discourse analysis” y “Discourse analysis: a sam-
ple text” (Harris, 1952a, 1952b), los que desarrollan un análisis de enuncia-
dos en la superación de los límites de sus expresiones (Sayago, 2014). Una
de las dicultades a que hace alusión el autor en sus artículos es la dicul-
tad para el establecimiento de la relación entre el comportamiento social y
la lengua, lo que abre las puertas al análisis del discurso en su contexto (Ga-
rrido, 2002). La consideración sobre el lenguaje como objeto de interés en
su relación amplia es un desafío interesante abordado anteriormente por los
estudios del círculo de Viena, especialmente Wittgenstein (2003) y comple-
mentado por los estudios sociológicos de Halliday (1978) y lingüísticos de
van Dijk (1999b). Esto nos indica que no hay un solo desarrollo del análisis
crítico del discurso, ni una sola metodología de desarrollo (Wodak, 2001a;
Berardi, 2003; Wodak y Meyer, 2003), ya que su instalación se dio tanto des-
de la Lingüística como desde la Semiótica, habiendo una aplicación y apro-
piación por parte de las Ciencias Sociales como una herramienta particular-
mente fecunda (Santander, 2011).
El análisis crítico del discurso plantea que este análisis siempre puede
desarrollarse en una multiplicidad de capas: relaciones lingüísticas, semánti-
cas, vinculaciones de familias de signicaciones, estilos de habla, modos de
decir, giros y regionalismos que denotan tipos de relación. En todos ellos se
denota como vector principal la dinámica del Poder como constituyente de
la sociedad, tal como se advierte en el trabajo de Foucault y otros (van Dijk,
1999b; Jäger, 2001; Franquesa, 2002; Berardi, 2003; Wodak y Meyer, 2003).
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Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
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Por otra parte, tenemos lo que algunos investigadores, encabezados por
Ron Scollon (Scollon, 1998b), han denominado como el análisis mediato
del discurso (AMD), perspectiva que plantea que la relación discurso indi-
viduo pertenece a una circularidad más cercana de lo visualizado, ya que el
discurso da cuenta de una visión de sociedad y de las relaciones que se ge-
neran en ella, las cuales a su vez modican la visión del individuo que ge-
nera estos discursos, circularidad que se comprende cuando advertimos que
el discurso siempre surge de individualidades colectivizadas. En este tipo de
análisis se hace hincapié en la acción generada por el discurso y su relación
con la sociedad, por lo que sus principales puntos de análisis son la acción,
el contexto, la historia y la comunidad (Scollon, 1998a, 1999, 2001; Wodak,
2001a; Wodak y Meyer, 2003).
Finalmente, el análisis político del discurso (APD) plantea que el discurso
nunca es inocuo, sino que es una materialidad efectiva, que se enfoca en “las
decisiones de inclusión y exclusión de cualquier sistema de signicaciones”
(Buenl Burgos, 2010, p. 1). La circularidad se genera en la ya mencionada
dinámica de la doble circularidad o doble articulación que asume que la per-
sona construye sociedad, la que a su vez construye personas; sin embargo,
este proceso de construcción es el que va dando consistencia al acto político,
por cuanto todo lenguaje enunciado es un acto de Poder y, a su vez, de polí-
tica. La profundización diferenciada en este aspecto es la comprensión de la
relación ideología-Poder que se visualiza en el discurso constituido, con el
aporte de los nuevos estudios de la política y lo político desde el posestruc-
turalismo (Pineda, 2022) y, dado que todo discurso comporta así un compo-
nente ideológico/político, su análisis permite comprender la constitución de
la sociedad en una permanente lucha de ideología, hegemonía y poder (La-
clau y Mouffe, 1985; Butler et al., 2003; Gómez Bocanegra y Morillo-Velar
-
de Pérez, 2006; Critchley y Marchart, 2008; Correa y Dimaté, 2011; Burgos
et al., 2012; Southwell, 2020).
Esto nos permite utilizarla como herramienta de análisis centrada en fe-
nómenos determinados y sucientemente densos, en términos hegelianos, que
a su vez sirve como manifestación de la sociedad en un determinado punto
de desarrollo o en un particular momento de su historia. Y es que la historia
colectivizada suele encontrar estos momentos o fenómenos de mayor signi-
cación que, en su adecuado análisis, podemos advertir. Así tenemos que desde
el APD podemos identicar con esta forma de posicionarse sobre el discur-
so estudios tan variados como lo son las estructuras políticas, movimientos
197
Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
revolucionarios, regímenes totalitaristas, movimientos indigenistas, movi-
mientos sociales, feminismo, estudios de género, racismo, corrientes losó-
cas, estado, nacionalismo e indigenismo, homosexualidad, discriminación,
kemalismo, religión y otras, en un largo recorrido de múltiples académicos
e intelectuales que siguen desarrollando, hasta el día de hoy, investigación
y cruces entre la perspectiva de posicionamiento del APD y la realidad, en
cuanto a lo social (Buenl Burgos y Navarrete, 2012).
Análisis político del discurso
¿Cómo podemos denir el análisis político del discurso? Tomaremos
como posicionamiento la comprensión ofrecida por Rosa Nidia Buenl Bur-
gos, quien habla del análisis político del discurso como una perspectiva de
investigación de procesos sociales, que incluye, entre otras áreas, lo educa-
tivo. Destaca la dimensión política de cualquier discurso, es decir, enfoca las
decisiones sobre la inclusión y la exclusión en cualquier sistema de signi-
caciones (2010, p. 1).
El APD es una obra que “busca dar cuenta de las formas en que las es-
tructuras de signicación determinan ‘ciertas formas de conducta’” (Correa
y Dimaté, 2011, p. 96). Su foco de interés se centra en la comprensión del
modo en que se generan estos discursos y la inuencia que tiene en la cons-
trucción de identidad, para comprender “cómo se generan los discursos que
estructuran las actividades de los agentes sociales, cómo funcionan y cómo
se cambian’” (Howarth, 1997, p. 125). Los ejes en que se dene esta relación
es la comprensión de la hegemonía y lo hegemónico del ejercicio discursivo
del poder, la ideología desde una visión que supera lo meramente simbólico
de su comprensión como representación mental propuesta por el marxismo
(Howarth, 1997) y “lo” político, como articulación entre lo particular y lo
universal y “la” política como estructuración de las relaciones hegemónicas
(Berg Dyrberg, 2008).
Su desarrollo principal lo tenemos en la obra de Ernesto Laclau (1935-
2014) y su estudio sobre los conceptos de ideología, hegemonía y política
(Laclau y Mouffe, 1985; Critchley et al., 1998; Butler et al., 2003; Critchley
y Marchart, 2008). La obra de Laclau, profundamente vinculada a su período
de trabajo de la Escuela de Essex (Townshend, 2003), ha generado consen-
so, siendo desarrollada por teóricos de la política, como son Mouffe (Laclau
198
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y Mouffe, 1985; Critchley et al., 1998) y otros investigadores de primera
generación, formados directamente con Laclau en Essex, como Rosa Nidia
Buenl Burgos, Myriam Southwell y Ernesto Treviño Ronzón, entre otros.
Uno de los grandes aportes del APD de Laclau ha sido la revitalización
del concepto de la política y lo político, más allá de lo partidista contingen-
te, que brota de sus análisis, lo que hace que su obra se centre en una postura
“postmarxista”, que en lo absoluto debe interpretarse como una postura “no
marxista” (Berg Dyrberg, 2008) sino que asume la necesidad de revisar, sin
ambigüedades, los límites del marxismo como relato explicativo de la realidad
para poder desarrollarlo y superarlo sin oposición. Este elemento se torna en
el motivo central del esfuerzo laclaudiano, perlado ya desde “Hegemonía y
Estrategia Socialista” (Laclau y Mouffe, 1985), y desarrollado hasta el nal
de sus días: el objeto histórico del socialismo, por su misma naturaleza, debe
ser revisado en cada etapa o momento de la historia, no como una actualiza-
ción de tipo modernista, sino como una exigencia en la forma de existencia.
La justicación a esto es planteada por Laclau al explicitar los motivos que
lo convocan, indicando como necesidad las:
Transformaciones estructurales del capitalismo que han conducido a la de-
clinación de la clase obrera clásica en los países posindustriales; penetración
crecientemente profunda de las relaciones capitalistas de producción en vas-
tas áreas de la vida social, cuyos efectos dislocatorios —conjuntamente con
aquellos derivados de las formas burocráticas que han caracterizado al Estado
de bienestar— han generado nuevas formas de protesta social; la crisis y el
descrédito del modelo de sociedad implementado en los países del llamado
“socialismo actualmente existente”, lo que incluye la denuncia de las nuevas
formas de dominación establecidas en nombre de la dictadura del proletaria-
do. (Laclau, 1987, p. 111)
El posicionamiento de Laclau y Mouffe habla de “nuevas formas de do-
minación establecidas en nombre de la dictadura del proletariado”, análisis
donde la teoría del Poder de Foucault se une a la teoría del discurso france-
sa para comprender cómo lo dicho es una construcción social que requiere,
asimismo, una visión sucientemente actualizada en sus componentes his-
tóricos contingentes para comprender la forma en que lo dicho es, siempre,
muestra del modo y el límite de lo dicho (Angenot, 2010). Por lo mismo, el
APD permite abordar, entre otros elementos, los “condicionamientos cultu-
rales de lo que, en determinada circunstancia o proceso histórico-político,
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Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
puede ser decible, pensable y deseable, y lo que se constituye socialmente
como un tema tabú, siendo reprimido, tendencialmente, de su enunciación
pública” (Fair, 2016, p. 202). El APD analiza lo dicho, lo decible y lo tabú,
como elemento primordial para comprender la textura social de lo dicho no
solo en contexto, sino también en proyecto, en un posicionamiento subjeti-
vo con intención de perpetuación de determinada visión de historia, sujeto
y sentido (Fair, 2021).
Hegemonía y sociedad
En esta complejidad toma sentido la visión de hegemonía planteada desde
el APD. La hegemonía desde el APD de Laclau hereda la visión de Gramsci,
y este a su vez lo hereda de la socialdemocracia rusa y del leninismo (La-
clau y Mouffe, 1985), como discurso social del grupo minoritario que, a su
vez, ostenta el poder y lo representa en imposición a una mayoría, represen-
tación del poder que en perspectiva histórica abre las puertas a los conceptos
de liberación (Gutiérrez, 1971), alienación (Wink, 1986) y opresión (Freire,
2005), propios de la tradición latinoamericana. Mientras que Gramsci visua
-
liza que el Poder de unos pocos puede ser ejercido en contra de muchos, dado
el condicionamiento cultural de estos muchos, los condicionamientos cultura-
les de esos muchos se transforman en cultura de la opresión, tanto que quien
está oprimido no se visualiza como alguien en sí mismo, y por lo mismo no
se comprende como un constitutivo de un conjunto. La comprensión de la
comunidad, del conjunto y el colectivo se tornan esenciales para superar la
opresión que viene instalada en cada uno y que se despliega en la dirección
contraria desde el cada uno (Freire), por lo mismo las antiguas estructuras
explicativas del orden social necesitan ser revertidas, incluso desdeñando la
lógica de la jerarquía como estructura de poder, aun cuando se intente jus-
ticar, por ejemplo, desde una arbitraria conguración divina (Boff, 1989).
La categoría de liberación es una estructura que explica la lucha de clases
del socialismo clásico, revisado por Laclau dada la necesidad de adecuación
contingente. La estructura de poder no revisada termina siendo estructura
de pecado (Wink, 1986) y opresión (Gutiérrez, 1971) para quienes nacen en
ella, y al nacer en ella (o convivir con ella) termina justicando la opresión
sin notar su yugo (Casaldáliga y Vigil, 1992). Así desaparece la persona y
se instala el individuo carente de proyecto, desarraigado de su propio poder,
200
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inconsciente de su capacidad transformadora y, por lo tanto, alienado justi-
cando su opresión que no es llamada como tal, sino que es llamada como
“condición natural” (Jesuitas, 1997).
Laclau, por su parte, analiza la evolución del concepto de hegemonía
desde la arqueología de los conceptos, rastreando sus orígenes en la social-
democracia rusa en la que “hegemonía” describe la obligación de ejecución
de una tarea política por parte de un grupo distinto del que sugiere su surgi-
miento (clase obrera llevando a cabo las luchas por la libertad política que
la clase burguesa es incapaz de ejecutar), la contingencia histórica que justi-
ca esta asunción de roles es lo que le da su carácter particular a esta forma
de comprensión permitiendo asimismo, dar un signo positivo a la relación
entre grupos (ya minoritario a mayoritario), ya que a través de esta dinámi-
ca se permite que el grupo mayoritario “hegemonizado” entre en la historia.
Así, el concepto de hegemonía denomina un espacio más que una rela-
ción, dominado por la tensión entre dos relaciones “a) la relación entre la
tarea hegemonizada y la clase que es su agente “natural”, y b) la relación
entre la tarea hegemonizada y la clase que la hegemoniza” (Laclau y Mou-
ffe, 1985, p. 87). En su análisis, es inevitable advertir que la relación es to-
talmente externa y contingente, no causal ni casual. La historicidad de las
condiciones de la relación hace que en el caso particular de la relación entre
burguesía y clase obrera tome un cariz distinto al analizarlo en el conjunto
de Europa y de la historia circundante. Se hace necesario entonces claricar
el tipo de condicionantes de la relación y espacio hegemónico, entre los que
se cuenta como principal el ideario epistemológico que sustenta el posicio-
namiento particular de un colectivo: la ideología. La ideología cumple un
rol unicador de relatos a la vez que funciona como supratexto, sustento, de
la discursividad desplegada.
Esta comprensión permite, asimismo, visualizar la importancia de la voz
disidente. El discurso hegemónico se transforma en discurso populista que
resuelve la necesidad de un relato unicador por parte de colectivos necesi-
tados, generados en los espacios que generan los signicantes vacíos (Cas-
tro Orellana, 2019). El populismo en la visión de la hegemonía de Laclau
responde a la necesidad de un relato unicador, transformando la política en
“una disputa en el orden de los signicantes que cristaliza en una identidad
colectiva” (p. 124), visión que se contrasta con el desarrollo de la visión he-
gemónica en Dussel, heredera de la tradición latinoamericana liberacionis-
ta de Gutiérrez y Boff. En Dussell, la comprensión de la hegemonía es más
201
Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
material (encarnada) que en Laclau, atribuyendo a la política la capacidad
de resolver las carencias del cuerpo, necesidades materiales en planicación
de las necesidades de un relato de sentido (Dussel, 1977, 2009). La interpre-
tación de Laclau es la visión populista, revisada numerosas veces a lo largo
de su obra (Laclau, 2005) que, resuelta por el discurso hegemónico, genera
la reacción de adhesión por representación o de disidencia, por sentirse no
representado y, por el contrario, desviados desde el sentir original. El no re-
presentado se ubica en una perspectiva no opositora, sino en constante diá-
logo respecto del postulado original.
La lógica nosotros/ellos, amigo/enemigo, propio de la lectura de Schmitt
(Mouffe, 2007), no tiene sentido en una visión pluralista de las relaciones so-
ciales y sobre todo de la política, dado que la relación dicotómica de oposi-
ción cierra las posturas y, por lo mismo, impide la relación. La comprensión
de la hegemonía en Laclau, y en general en el APD, es la de relación y por
lo tanto se hace necesario el reconocimiento del otro como otro real. Es la
ubicación del otro en la perspectiva del antagonista, lo que hace que el otro,
el que escapa de la lógica del discurso hegemónico, sea, porque en la me-
dida que el otro es establece mi propio límite y posibilidad. Así, el otro está
siempre en mi esfera relacional y me dene. De ahí que Mouffe preera la
denominación de “agonismo” para denominar la relación en la que:
Las partes en conicto, si bien asumiendo que no existe una solución radical
a su conicto, reconocen sin embargo la legitimidad de sus oponentes (…)
se perciben a sí mismo como pertenecientes a la misma asociación política,
compartiendo un espacio simbólico común dentro del cual tiene lugar el con-
icto. (Mouffe, 2007, p. 27)
Denominación que explica mucho mejor la relación a establecer en con-
textos democráticos, de una democracia pluralista, radical y no excluyente
(Mouffe, 1999).
Resultados: propuesta de uso del análisis político
del discurso como herramienta teórica
Una vez establecidos los principales postulados del APD de Laclau y
las fuentes en las que se fundamentan, podemos intentar formular una pro-
puesta de organización del APD como herramienta de análisis contingente,
202
Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
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asumiendo desde su inicio la limitación que pueden tener el pasar desde una
perspectiva a una herramienta, propia de la investigación social.
En primer lugar, intentando denir sus límites, Fair (2016) analiza las
características de la teoría laclaudiana en comparación con la teoría de la se-
miosis social de Eliseo Verón (1987) y la teoría del discurso social de Marc
Angenot (2010), planteando que el ADP tiene como rasgo distintivo:
f.
El énfasis en la dimensión constructiva y social del discurso, las iden-
tidades y el orden comunitario.
g. El énfasis en la dimensión material del orden signicante.
h.
La existencia de una dimensión performativa y transformativa del
discurso.
i.
El énfasis en la contingencia, historicidad y precariedad de lo social.
j.
La dimensión de relacionalidad e intersubjetividad de las identidades.
k. La dimensión polémica y antagónica de lo social.
l.
El carácter interpretativo de todo análisis del discurso. (Fair, 2016, p. 203)
Este último elemento mencionado por Fair, el carácter interpretativo de
todo análisis del discurso, nos ayuda a centrarnos sobre el tipo de interpreta-
ción posible. En el caso del APD no es una hermenéutica centrada en la gra-
mática y la retórica, sino en la semiótica y la capacidad del discurso de ser
constituyente de discursos hegemónicos válidos en sí mismos. Hay que men-
cionar que Laclau introduce aquí la noción de signicante vacío, mencionado
más arriba, para denotar aquellos signicantes carentes de signicado que
dejan un campo abierto de aprovechamiento para quienes, a su vez, lo emi-
ten y posibilitan el desarrollo de un discurso hegemónico. Esta categoría de
signicante vacío cumple una función particular, la de “renunciar a su iden-
tidad diferencial a los efectos de representar la identidad puramente equiva-
lencial de un espacio comunitario” (Laclau, 1996, p. 78), cuestión esencial
para comprender que la textura de lo comunitario no puede ser representada
absolutamente por una forma de comprensión, pero tampoco puede renun-
ciar a ser signicada del todo. Ni la subrepresentación ni la sobrerrepresen-
tación se plantea como solución a los signicantes cuyo signo señalado es
una realidad comunitaria, el hecho de denominarse signicante vacío es el
reconocimiento de su límite y autodenición sin que esto signique un cierre.
En segundo lugar, y siguiendo la teoría del discurso de Jäger (2001),
debemos asumir que el análisis que se hace sobre el discurso no puede cir-
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Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
cunscribirse solamente al análisis de las prácticas discursivas, sino también a
las prácticas no discursivas y a sus manifestaciones y materializaciones (pp.
93-99). Esto indica que en toda construcción discursiva encontraremos tres
tipos de dispositivos factibles de ser analizados, los que se deben constituir
con relación a la temática elegida. Para hacer efectivo esta posición, debe-
mos asumir la distinción entre “discurso” y “texto” (Lemke, 1995), entendi-
do el discurso como conjunto de actos lingüísticos agrupados en torno a un
“macrotema”, donde el texto es una de sus manifestaciones posibles (Wodak,
2001b). Dicho así tenemos los siguientes dispositivos posibles de analizar
en un proceso de APD:
Del tipo “Prácticas discursivas”: a) Relatos o narraciones intenciona-
dos que surgen de una reexión propia y que se expone públicamente en un
contexto determinado, y que por lo mismo es objeto de revisiones, omisiones
e intencionamientos previos a la ocurrencia de su exposición. Es la prácti-
ca discursiva perfectible. b) Relatos o narraciones surgidas de una reexión
contingente, en el mismo transcurso del intercambio de ideas en un contex-
to determinado, y que por lo tanto es reactivo a alguna temática particular
donde la visión del emisor se ve conminada a apoyar o refutar alguna de las
posturas expuestas. Es la práctica discursiva emergente.
Del tipo “Prácticas no discursivas”: c) Prácticas no discursivas con re-
gistro directo, acciones contextuales que denotan determinadas posturas o
comprensiones de la realidad y que de su fuerza simbólica genera transmisión
de posturas hegemónicas. Cuando estas prácticas encuentran su expresión
en soportes físicos pueden ser revisadas, analizadas o discutidas la distancia
temporal establecida entre el registro y la revisión. d) Prácticas no discursi-
vas con registro indirecto, acciones contextuales que denotan determinadas
posturas o comprensiones de la realidad y que de su fuerza simbólica genera
transmisión de posturas hegemónicas pero que no son registradas directamen-
te, sino que son supuestas o advertidas a través del registro de otras acciones.
Del tipo “Manifestaciones y Materializaciones”: e) Son las expresio-
nes estables de formas de expresar un discurso no ya en palabras o acciones,
sino en soportes físicos no comunicativos, propios de la estabilización en el
tiempo de determinados discursos. Estos son las estructuras sociales, los mo-
dos de funcionamiento de determinados colectivos, las naturalizaciones de
determinadas acciones o las prácticas intencionadas con fondo ideológico.
Con todos estos materiales podemos hacer una propuesta de APD para
los fenómenos focalizados, entendiendo estos como los espacios de densi
-
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Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
No. 38, marzo-agosto 2023
dad en que la textura ideológica se maniesta. Así, y basado en los diversos
autores aquí expuestos, proponemos cuatro pasos críticos:
Asunción de noción de discurso no como un todo totalizante (Laclau
y Mouffe, 1985), por lo tanto, ltrando y eliminando de la compren-
sión general elaboraciones que presenten estructuras unívocas de
verdad. Este paso permitirá hacer una nueva revisión de los cuerpos
discursivos anteriores, generando nuevos niveles de comprensión res-
pecto de qué discursos sobre los temas contingentes son generados.
Claricación del fondo ideológico subyacente a cada conjunto de
discursos, entendida desde la doble hermenéutica (Giddens, 1982)
de articulación recursiva individuo-sociedad: individuo.
Denición del antagonista al discurso levantado, desde su triple textura
de enemigo, límite y posibilitante de identidad (Butler et al., 2003).
Manifestación/declaración de la consistencia del concepto de hegemo
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nía en los discursos levantados, desde la lógica de la difusión de fronte-
ras (Butler et al., 2003; Critchley et al., 1998; Laclau y Mouffe, 1985).
La vericación de cada uno de estos pasos permitirá, para el conjunto
de los materiales organizados en el proceso de análisis político del discurso,
generar una propuesta concluyente, la que podríamos enmarcar en una pro-
puesta de análisis de la política y lo político en los núcleos estudiados desde
el fenómeno seleccionado (Berg Dyrberg, 2008).
Conclusiones y discusión
El recurso al análisis político del discurso como perspectiva de análisis
es una opción por una postura epistemológica sobre lo que signican los dis-
cursos, no adoptando ya la equivalencia “discurso : palabra”, sino la com-
prensión que un discurso es una declaración de una forma de comprender y
vivir la realidad que se expresa a través de diversos dispositivos, siendo la
palabra dicha una de estas formas, existiendo también la palabra no dicha,
los simbolismos, las omisiones y toda acción que reporte una forma de com-
prensión de mundo.
Esto nos coloca en la perspectiva que la textura del discurso, no sería la
de una exposición ordenada de relatos de sentido, sino una declaración asu-
mida en diversas manifestaciones intencionadas que se expresan en distintos
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Javier Vega-Ramírez. Análisis político del discurso. Propuesta metodológica para su uso como herramienta
contextos, siempre denotando la necesidad de imponerse sobre otras elabo-
raciones menos válidas a juicio de su detentador.
La realidad, como consenso, puede ser inuida, modicada y alterada
por el discurso (Jäger, 2001), pero no la construye por sí misma. Y dado que
no la construye de autónomamente, el discurso se valida como propuesta he-
gemónica. de comprensión del mundo. El acento del discurso entonces está
puesto, como construcción, en que busca la colectividad, exigiéndo una do-
ble hermenéutica para su comprensión (Giddens, 1982; Infante, 2019) donde
el sujeto en sí mismo no existe sino en la comprensión de la sociedad, que a
su vez está constituida por la comprensión del sujeto.
La asunción de esta forma de comprender el discurso hace que la com-
prensión de la política y lo político (en la clásica declaración de Mouffe) cobre
signicatividad, dado que desde la no neutralidad del acto discursivo se pasa
a la continua condición política del acto público, que hace que toda actua-
ción afecte a la sociedad y por lo tanto cada una de las acciones, expresiones,
omisiones o silencios en el contexto que da soporte al fenómeno estudiado.
La propuesta metodológica de organización y análisis que ofrecemos
desde la perspectiva que proporciona el análisis político del discurso es una
metodología de pasos de trabajo que presenta las limitaciones propias de
un ejercicio en permanente revisión y desarrollo, sin embargo, se presen-
ta como una propuesta coherente, epistémicamente consistente y sucien-
temente atractiva y necesaria para acercarnos a los distintos fenómenos que
conguran la realidad.
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