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Universitas-XXI, Revista de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador,
No. 38, marzo-agosto 2023
no se copia ni se propaga el trabajo en general, sino, por ejemplo, “el arte de
tallar el sílex, de domesticar el perro, de fabricar un arco, (…) de fermentar
el pan, de trabajar el bronce, de extraer el hierro, etc.” (Tarde, 1890, p.47).
Y lo mismo vale para las formas, siempre sociales, del amor o la amistad, la
alimentación, el vestido, el arte, la ciencia, etc. Son estos modelos detallados
los que, replicándose e interiorizándose, producen auto-semejanzas (indivi-
duos) y, propagándose, dan lugar a las asociaciones (grupos, sociedades), así
como a regularidades en determinadas formas de hacer, sentir y pensar com-
partidas (sistemas o instituciones sociales).
Cada individuo participa a la vez de distintos tipos de líneas de relación,
pero ninguno participa (directamente) de todas las que existen. Y, más im-
portante todavía, cada uno forma parte simultáneamente de distintos agru-
pamientos, lo que implica que es portador regular de prácticas, pensamien-
tos y sentimientos que, vistos de cerca, nunca son muy concordantes entre
sí. De modo que alguien puede ser considerado, y considerarse, escocés e
inglés al mismo tiempo, practicar el catolicismo y no rechazar el aborto ni
las drogas, sostener perspectivas machistas y feministas en distintos temas
y en distintos grados, apoyar políticas migratorias racistas y recetas econó-
micas neo-keynesianas. Quienes tengan pasión por la coherencia sistémica
verán en esto inconsistencias mentales y/o contradicciones propias de agita-
dos tiempos postradicionales (modernos y posmodernos). Por su parte, Tar-
de arma que el principio de tercero excluido no es el operador principal de
las articulaciones sociales ni subjetivas, y que la ajustada coherencia de los
valores colectivos no existe en la modernidad, pero tampoco existió antes ni
vendrá después. Dado el carácter multilineal y poligenético del campo so-
cial, ningún sistema que allí se congure podrá ser por completo coherente,
cerrado, estable ni de evolución uni-lineal. Esto constituye, entre otras co-
sas, una invitación a repensar la narrativa dominante, dentro y fuera de las
ciencias sociales, según la cual todo tiempo pasado fue orgánico, bien cohe-
sionado y homogéneo.
Todo campo social está tejido por incontables repeticiones innitesimales
de inúmeras invenciones pasadas y presentes, que se propagan a la vez en dis-
tintas direcciones y con diversos alcances. Por eso, es preciso concebirlo como
un espeso entrecruzamiento de radiaciones imitativas entre las cuales se pro-
ducen innumerables interferencias, tanto conictivas como creativas. Lo que
obliga a describir a la historia social, no como un drama único desarrollado en
etapas progresivas, sino como “esa enredada madeja, o más bien, esa mezcla