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Sophia 39: 2025.
© Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador
ISSN impreso:1390-3861 / ISSN electrónico: 1390-8626, pp. 115-139.
R A G F
opera de una manera similar a entender una palabra: hay una cantidad de
scripts o historias almacenadas en la memoria, hay historias que entran, se
hacen calzar estas con las primeras, y luego se puede responder preguntas
de información que no está explicitada. Una cuestión digna de destacar
es que una versión ideal de SAM ciertamente pasaría el test de Turing. Es
decir, en función de los scripts, y de las historias, el computador podría ser
capaz de proporcionar información que no está directamente aludida en
ellas, lo cual ciertamente cuenta como comportamiento inteligente. Sin
embargo, Searle no piensa que SAM entiende historias y es inteligente.
Eso solo ocurriría si la IA fuerte fuera verdadera.
En función de lo defendido por Schank y Abelson (1977), Searle
(1980) se empeña en mostrar que la IA fuerte es una teoría falsa. Una ma-
nera de mostrar la falsedad de una teoría es preguntando qué sucedería
si la mente operase de acuerdo con ella, por ejemplo, qué acontecería si la
mente operase de acuerdo con los postulados de la IA fuerte; en conse-
cuencia, propone falsarla indicando qué sucedería si la mente operase de
acuerdo con esta aproximación teórica.
Así volvemos al escenario del experimento mental. Como se sabe,
en chino no hay abecedario, sino ideogramas, es decir, representaciones
pictóricas de eventos, cosas, etc. Los hablantes de chino saben del sig-
nificado de los ideogramas en virtud de su forma, cuestión esencial al
experimento mental y al hecho de que computar es manipular símbolos
con base en dicha forma y reglas. El hablante está encerrado en una ha-
bitación, la cual posee una rendija de inputs, una rendija de outputs, un
banco de datos con scripts en chino (que él solo ve como símbolos sin
sentido) y un libro de reglas para manipular los símbolos. Ahora, hay una
serie de hablantes nativos de chino fuera de la habitación que mandan
ideogramas por la rendija de input. El sujeto toma esos ideogramas, los
compara con el banco de datos y procede a manipular dichos símbolos
en virtud de su forma, gracias al libro de reglas, que está escrito en inglés.
Dicho libro estipula que si, por ejemplo, los ideogramas 81, 99 y 100 están
juntos, el sujeto debe mandar por la rendija de output los ideogramas 1 y
7. Y así sucesivamente con todos los inputs, para convertirlos en outputs.
Por supuesto, el sujeto no tiene idea de qué está haciendo con los
ideogramas, salvo manipularlos. De hecho, solo manipula símbolos sin-
tácticamente, en virtud de su forma, y gracias a las reglas del libro. No
comprende, entonces, qué significan dichos ideogramas, y menos aún en-
tiende que los hablantes nativos de chino le envían historias y preguntas,
para obtener respuestas a través de la rendija de output. Los hablantes
incluso podrían estar insultando al sujeto del experimento y este no se