Aspectos biológicos y ecológicos del oso de anteojos (Tremarctos Ornatus, Ursidae) en la zona andina de Ecuador y perspectivas para su conservación bajo el enfoque de especies paisaje

Biological and ecological aspects of the spectacled bear (Tremarctos ornatus, Ursidae) in the Ecuadorean Andean zone and conservation perspectives under the Landscape Species approach

http://orcid.org/0000-0001-8157-2876 Pablo Sandoval-Guillén
Universidad Tecnológica Indoamérica, Ecuador
http://orcid.org/0000-0003-4436-7632 Patrício Yánez-Moretta
, Universidad Internacional del Ecuador, Ecuador

Aspectos biológicos y ecológicos del oso de anteojos (Tremarctos Ornatus, Ursidae) en la zona andina de Ecuador y perspectivas para su conservación bajo el enfoque de especies paisaje

La Granja. Revista de Ciencias de la Vida, vol. 30, núm. 2, 2019

Universidad Politécnica Salesiana

Recepción: 28 Febrero 2019

Aprobación: 13 Agosto 2019

Publicación: 01 Septiembre 2019

Resumen: El oso andino u oso de anteojos (Tremarctos ornatus) ha habitado Sudamérica por más de cinco millones de años. Él es el único representante viviente de los osos de nariz corta, un grupo que habitó solamente en el continente americano. Dentro de Ecuador es considerado en peligro de extinción, principalmente debido a la fragmentación y pérdida de hábitats naturales en la región andina, causada por actividades antrópicas productivas (ganadería y agricultura) y de extracción de recursos naturales. Este oso es un mamífero que necesita de grandes extensiones para poder alimentarse y buscar pareja. El oso andino es importante para las zonas que habita, principalmente el bosque andino y el páramo, debido a su eficiente rol como dispersor de semillas. En el presente trabajo, se analizan aspectos de esta especie en Ecuador, utilizando el enfoque teórico de “especies paisaje” para proponer actividades en pro de la conservación de este mamífero y de los hábitats en los que se desarrolla. Este enfoque permite evaluar de forma sistemática la calidad del paisaje en términos de los requerimientos biológicos de una especie de interés (en este caso, Tremarctos ornatus) y de los usos humanos del paisaje, también considera características del área de conservación como su variación.

Palabras clave: conservación biológica, Tremarctos ornatus, Andes ecuatorianos, Especies Paisaje.

Abstract: The Andean bear (Tremarctos ornatus) has inhabited South America for more than five million years. He is the only living representative of the short-nosed bears, a group that only lived on the American continent. In Ecuador, it is considered an endangered species, mainly because the loss of natural habitats in the Andes, due to the pressure of productive anthropic activities (mainly, livestock and agriculture) and extraction of natural resources. This bear is a mammal that needs large areas to feed and find a mate. The Andean bear is important for cloud forests and paramos due to its efficient role as seed scatter. In this work, we apply the “landscape species” theoretical approach in order to propose activities to conserve the Andean bear and the places that inhabits. This approach also allows to evaluate in a systematic way the quality of the landscape in terms of biological requirements of the species (here, Tremarctos ornatus) and the landscape human uses, it also considers the size and limits of the conservation area and its internal variation.

Keywords: biological conservation, Tremarctos ornatus, Ecuadorian Andes, Landscape Species.

Forma sugerida de citar:

Sandoval-Guillén, P. y Yanéz-Moretta, P. (2019). Aspectos biológicos y ecológicos del oso de anteojos (Tremarctos ornatus, Ursidae) en la zona andina de Ecuador y perspectivas para su conservación bajo el enfoque de especies paisaje. La Granja: Revista de Ciencias de la Vida. Vol. 30(2):19-27. http://doi.org/10.17163/lgr.n30.2019.02.

1. Introducción

Varias regiones en Latinoamérica han sido propuestas como “hotspots” (áreas con especial concentración de diversidad biológica), “threatspots” (áreas con tal diversidad, pero con amenazas claras hacia ella) o como “países con números altos de especies amenazadas” (Cole et al., 1994; Ceballos & Brown, 1995; IUCN, 1996).

Dentro de este contexto, cabe mencionar que los mamíferos y las aves, como grupos mejor conocidos y más estudiados, suelen ser considerados como los organismos animales generalmente emblemáticos, en torno a los cuales suelen girar actividades de planificación y ejecución de la conservación de hábitats y ecosistemas naturales.

La riqueza de especies, valores de biodiversidad y rangos de endemismo de mamíferos para cada país, por ejemplo, han sido utilizados de manera conjunta como medidas de caracterización de la pérdida de hábitat y crecimiento poblacional humano, así como para identificar las amenazas antrópicas globales sobre la diversidad biológica (Sisk et al., 1994). A pesar de ello, algunos vacíos todavía existen en el conocimiento de este grupo de vertebrados en regiones neotropicales.

Entre los mamíferos emblemáticos de zonas andinas, el oso andino (Tremarctos ornatus) se encuentra catalogado como especie Vulnerable (VU) dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN 2018) y En Peligro de Extinción en Ecuador (Cuesta et al., 2001).

Uno de los problemas más desafiantes en la conservación de biodiversidad en la zona andina de Ecuador es proteger especies grandes, como el oso de anteojos (Castellanos, 2010) o el tapir de montaña (Alvarez & Yánez, 2017), y al mismo tiempo satisfacer las necesidades de las personas que comparten espacios con ellas. Los grandes carnívoros, por ejemplo, son particularmente difíciles de conservar porque compiten directa o indirectamente con los humanos por el espacio y los recursos (Treves et al., 2006); los carnívoros tienen efectos directos sobre la abundancia de herbívoros, carroñeros y efectos indirectos sobre la vegetación y las redes alimenticias a través de cascadas tróficas (McFarland 2009), lo que hace que su conservación sea importante y compleja.

La conservación del oso de anteojos en los países andinos, en donde las áreas protegidas y los hábitats de vida silvestre se encuentran incrustados en una matriz de usos heterogéneos, generalmente con cambios rápidos en el uso y/o tenencia de la tierra, es particularmente difícil (Peyton et al., 1998; Ferraro, 2002; Himley, 2009).

1.1. La región andina de Ecuador y países vecinos como hábitat natural del oso de anteojos

Clásicamente, suele considerarse al hábitat como todos los recursos y características de un lugar, que permiten la presencia de un organismo (Begon et al., 1999); por lo tanto, un animal puede usar un hábitat de diferentes formas, de acuerdo al acceso y la disponibilidad de éste, así como de sus requerimientos particulares (Cuesta et al., 2001). La disponibilidad y acceso a tal hábitat pueden variar a lo largo del tiempo en función de factores ambientales como el clima y factores biológicos de la especie de interés, así como de las comunidades que estructuran el sistema local (Begon et al., 1999).

A nivel de Sudamérica, el oso de anteojos habita en ambientes de bosques nublados y páramos de seis países: Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y noroccidente de Argentina (Castellanos, 2010). La presencia de esta especie en su zona más austral, el noroccidente de Argentina, se fundamenta en el encuentro de fragmentos de ADN, extraídos de pelo y heces (Teta et al., 2018).

En Ecuador se reporta su presencia principalmente en bosques nublados y páramos andinos, generalmente dentro de áreas protegidas, pero eventualmente también fuera de ellas (Cuesta, 2000; Goldstein & Cancino, 2001; PUCE-q, 2018) (Figura 1).

 Mapa de
distribución potencial del oso de anteojos.
Figura No. 1.
Mapa de distribución potencial del oso de anteojos.
Fuente: PUCE-q, 2018.

Algunos registros de su presencia incluyen, además de bosque nublado y páramo a regiones contiguas de bosque subtropical. Su presencia en estos tres ecosistemas se relaciona con registros efectuados en las provincias de Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, Sucumbíos, Napo, Chimborazo, Cañar, Azuay, Loja, Carchi, Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Bolívar, Tungurahua y El Oro (Tirira, 2007). Atendiendo a una nomenclatura más estandarizada de las regiones naturales, podemos mencionar que se encuentra en: Bosque Pie montano Occidental, Bosque Montano Occidental, Páramo, Bosque Montano Oriental, Bosque Pie montano Oriental (Castellanos & Boada, 2018).

1.2. Descripción de la especie

El oso de anteojos, también conocido como oso andino, oso achupallero, oso frontino u oso anteojudo, es una especie única de los Andes. Es grande y de cuerpo robusto, los machos miden entre 1,8 – 2,0 m de altura, pesan hasta 175 kg, las hembras son algo más pequeñas (Tirira, 2007).

Machos y hembras adultos tienen un cuello musculoso, corto, orejas cortas y hocico marrón oscuro, su pelaje negro es grueso y abundante. Presentan además una combinación de manchas blancas o café claras alrededor de los ojos, que pueden extenderse hasta la quijada, garganta y pecho (Figuras 2 y 3). El tamaño, coloración y forma de estas manchas suelen ser diferentes en cada individuo y son características que suelen ser usadas para su identificación a este nivel (Castellanos, 2010; Tirira, 2007).

Apariencia de un
oso de anteojos adulto.
Figura No. 2.
Apariencia de un oso de anteojos adulto.
Fuente: Tirira, 2007.

 Oso de anteojos (Tremarctos ornatus).
Figura No. 3.
Oso de anteojos (Tremarctos ornatus).
Fuente: Appleton, 2017.

Mamífero de hábitos diurnos y nocturnos, terrestre, parcialmente arborícola y solitario; animal omnívoro (come frutos, materia vegetal y carne; llegando incluso a alimentarse de carroña, de ser necesario). Generalmente, su dieta incluye frutos maduros, cogollos de bromelias, partes tiernas de palmas, bulbos de orquídeas o incluso cortezas de árboles (Castellanos et al., 2005). Sin embargo, sus hábitos alimenticios pueden cambiar acorde al lugar en el que se encuentre y de la disponibilidad de los recursos (Peralvo et al., 2005). Si el alimento es escaso, puede incluso llegar a cazar venados, roedores y en ocasiones terneros (Goldstein, 2002; Castellanos et al., 2005). Suele construir nidos tanto en el suelo como en los árboles altos con el propósito de descansar y para alimentarse sin interrupciones (Goldstein, 2002).

1.3. Objetivo y aspectos metodològicos

El presente documento busca compartir con la sociedad académica nacional y regional información de interés para el conocimiento y la conservación de una especie emblemática de mamífero: el oso de anteojos. Se fundamentó en una revisión crítica de literatura específica (considerando publicaciones técnicas y/o científicas producidas principalmente en las últimas dos décadas en torno a esta especie de mamífero y sus hábitats), así como la generación de opiniones de los autores sobre el rol ecológico y de conservación, presente y futuro, de esta especie en sus hábitats naturales en Ecuador.

2. Biología reproductiva

Gran parte del comportamiento de apareamiento de esta especie permanece sin estudiar. Los machos y las hembras se juntan para aparearse entre los meses de abril y junio. La pareja permanece junta durante 1 a 2 semanas, copulando varias veces durante este período (International Association for Bear Research and Management, 1999).

Estudios de genética molecular realizados por Ruiz-García (2003) en poblaciones de osos de cinco países andinos muestran una alarmante realidad: la variabilidad genética del oso andino es relativamente baja; las poblaciones del Ecuador poseen la menor variabilidad; el origen de esta situación puede encontrarse en que la fragmentación de sus hábitats es mayor en Ecuador, lo cual genera poblaciones de osos más aisladas y con mayor riesgo de desaparecer (Kattan et al., 2004).

3. Importancia ecológica y en el turismo cultural y de naturaleza

El oso de anteojos es el único representante viviente en Sudamérica de toda la familia Ursidae, lo cual le da un derecho particular de existir y a nosotros una gran obligación ética para facilitar su conservación in situ. El ser humano, como el principal agente transformador del ambiente, tiene la obligación y responsabilidad de conservar no solo al oso andino sino también a las especies silvestres con las que comparte hábitats.

Sin embargo, y a pesar de esta necesidad ética, poco se conoce aún sobre la ecología de este oso en Ecuador y su rol en los ecosistemas que habita. Estudios en Bolivia, por ejemplo, han demostrado que es un activo agente dispersor de semillas y que el paso de éstas por su tracto digestivo no afecta su viabilidad (Rivadeneira, 2008).

Por tanto, este mamífero resulta muy importante para las zonas que habita, principalmente para algunas especies vegetales de bosque andino y páramo, debido a su rol efectivo de dispersor (al depositar semillas con mayor velocidad de germinación en zonas aptas).

Por otra parte, el oso de anteojos muchas veces tumba troncos completos para alcanzar sus frutos y alimentarse (Troya, 2002); de esta manera, dentro del bosque se abren espacios por donde entra más luz solar y el agua de lluvia llega directamente al suelo. Así, el oso ayuda en parte a la renovación de la vegetación del bosque, ya que muchas plantas necesitan tener un espacio abierto por encima de ellas (claros) para crecer mejor.

Sus excrementos también contribuyen en alguna medida a abonar el suelo del bosque. Además, sirven de alimento a muchos pequeños organismos como escarabajos estercoleros, pequeños cucarrones, larvas de insectos, mariposas (Castellanos, 2003).

Es un gran escalador y cuando sube a los árboles para alimentarse o dormir construye plataformas doblando y partiendo algunas ramas. Muchas de estas ramas o palos que estaban acumulados en el dosel del bosque caen al suelo para descomponerse y convertirse en abono orgánico. De esta manera, el oso ayuda a evitar que se acumule demasiada materia orgánica en la parte alta de los árboles y genera huecos en el dosel o subdosel por donde llega la luz del sol directamente al suelo del bosque (Suárez, 1985).

El oso andino también ha sido un animal emblemático, involucrado en el desarrollo de muchas de nuestras culturas indígenas y campesinas en los países andinos. Para muchos es sagrado, para otros el hermano mayor del ser humano. En las tradiciones orales de los pueblos se encuentra al oso en leyendas, cuentos, canciones y mitos (Lameda & Del Moral, 2008).

El oso andino aparece reflejado en los nombres comunes de algunas plantas, como “la mano de oso” (Oreopanax bogotensis) y “la hierba del oso” (Xerophyllum tenax). También es muy común encontrar sitios o lugares que reciben sus nombres honrando al oso andino: el Alto del Oso (Colombia), la Cueva del Oso (Ecuador), Quebrada El Oso (Colombia, Perú, Venezuela), Vereda del Oso (Colombia), entre otros. De esta manera, el oso andino hace parte del patrimonio cultural y de la cosmovisión de los países de la región andina.

4. Aspectos en torno al cuidado y conservación actuales del oso andino bajo el Enfoque de Especies Paisaje

4.1 El modelo de conservación basado en Especies Paisaje

El conflicto oso de anteojos - ganado es un elemento digno de ser analizado y abordado bajo el esquema conceptual para planificación de conservación de Especies Paisaje (Sanderson et al., 2002), debido a las características particulares del conflicto, que incluyen componentes ecológicos, sociales y económicos. Una planificación efectiva en conservación o en manejo de conflictos debe definir de manera clara los elementos que son biológica, económica y socialmente relevantes para la especie o el conflicto en cuestión, de manera que se pueda planificar la resolución de los mismos a una escala adecuada (Poiani et al., 1998; Whited et al., 2000), preferiblemente con un enfoque ecosistémico y/o de ecología de paisajes.

El enfoque de Especies Paisaje concentra sus esfuerzos en un modelo explícito espacialmente que evalúa sistemáticamente el paisaje en términos de los requerimientos biológicos de una especie de interés (en este caso, Tremarctos ornatus) y de los usos humanos que se den a tal paisaje. Este enfoque utiliza los requerimientos de la especie para definir los límites del área de conservación (la extensión) y la variación dentro de ella (el grano) (Sanderson et al., 2002). El modelo conceptual de conservación basado en Especies Paisaje considera primordialmente la identificación de:

  1. 1. El paisaje biológico de la especie.
  2. 2. El paisaje de las diferentes actividades humanas.
  3. 3. Espacios y tiempos en los que las actividades humanas podrían poner en peligro a las poblaciones de la especie paisaje.
  4. 4. Un paisaje focal potencial para la conservación de la especie, basado en los elementos locales necesarios y las intervenciones diferentes requeridas para la conservación de la población biológica escogida (Sanderson et al., 2002).

4.2 La escogencia de la especie

Teóricamente, cualquier especie podría ser considerada como candidata a Especie Paisaje, pero en la práctica, considerar muchas especies como candidatas haría excesivamente largo y oneroso el proceso de selección. En vista de ello, organizaciones como la WCS sugieren que el grupo inicial de especies candidatas a Especie Paisaje para una zona determinada consista en pocas especies pero que tengan una probabilidad razonable de ser seleccionadas y que cumplan en grado significativo uno o más de los cinco criterios siguientes (WCS, 2002):

4.3 Programas y planes en pro de la conservación del oso de anteojos como especie emblemática en Ecuador

La Fundación Natura y la Fundación EcoCiencia en Ecuador han trabajado en las últimas décadas (1980-2010, principalmente) con el gobierno nacional apoyando a la gestión del manejo de tres Áreas Protegidas en los que se encuentra el oso de anteojos (Podocarpus, Cotacachi-Cayapas, Cayambe-Coca).

Por otro lado, el programa de Conservación del Oso Andino en el Noroccidente del Distrito Metropolitano de Quito utiliza al oso como especie paraguas para la conservación de la salud ambiental de esta región (Secretaría del Ambiente, 2014). Las acciones que se implementan para apoyar la conservación del oso apoyan también directa o indirectamente a la conservación y recuperación de los remanentes de vegetación naturales.

Estos esfuerzos de conservación sin duda alguna deben ser ampliados y apoyados por las instituciones de gestión e investigación que fueren pertinentes.

5. Conclusiones y recomendaciones

Las poblaciones de oso andino desde la época prehispánica han sido objeto de mucha presión por parte del ser humano. En Ecuador se los cazaba por temor, por deporte, por obtener productos de su cuerpo o porque eventualmente eran considerados plaga para cultivos y/o animales de granjas.

Actualmente, las amenazas principales que enfrenta son la caza furtiva y la destrucción de su hábitat natural, lo que hace que las pocas poblaciones que aún quedan en Ecuador se encuentren generalmente aisladas entre sí. A estos dos factores se le suma el hecho de que el hábitat principal del oso andino se encuentra en una de las zonas de mayor crecimiento y desarrollo económico y social en Ecuador: las provincias andinas.

Consideramos que algunas medidas para colaborar con el mantenimiento de esta especie en sus hábitats naturales, además de que se la considere oficialmente como Especie Paisaje para Ecuador y posiblemente también para los otros países andinos donde se encuentre, comprenden:

Evitar la cacería del oso con las medidas y acciones que fueren pertinentes; actualmente, la ley prohíbe su cacería y comercialización; sin embargo, ameritaría algo más de control para que llegue a cumplirse plenamente la norma. Cabe recalcar que estos animales son tímidos y asustadizos; tratan de evitar la presencia del ser humano y no constituyen amenaza alguna para nosotros. Si en una zona hay problemas con un oso andino se debe informar a la entidad ambiental local competente; ésta indicará que hacer. La cacería no es la solución y con esta práctica solo se contribuye a aumentar el riesgo de extinción de esta especie.

No talar el bosque andino (el nublado ni el de pie de monte) ni el subtropical, así como no modificar los páramos. Además de ser el hogar del oso andino, estos ambientes sirven para la protección de cuencas y aseguran el abastecimiento de agua en la región para el beneficio de la gente. Por otra parte, el bosque y el páramo son el hogar de muchas otras especies de animales y plantas beneficiosas para el ecosistema y para el ser humano, algunas de ellas además no se encuentran en ninguna otra región del Planeta. De esta manera, si se protege el hogar del oso andino también se preserva el hogar de varias plantas y animales que comparten su hábitat.

Resultan indispensables las campañas de recuperación y protección de los bosques andinos y páramos. El deterioro de estos sistemas implica la pérdida de fuentes de agua, indispensables para cultivos o consumo humano. Se debe procurar reforestar las áreas donde antes existía bosque andino con especies nativas, pues los que aún quedan se encuentran de manera discontinua y fragmentada. Se pueden desarrollar planes de restauración de bosques que conecten esos fragmentos y así se ayudaría a que el oso andino tenga un área más amplia por la cual desplazarse.

Los gobiernos (nacional, provinciales, municipales) deben tomar acciones eficaces de control al tráfico ilegal de especímenes de oso de anteojos o partes de su cuerpo. También se debe pensar en aplicar estímulos para aquellos que promuevan de alguna manera la protección de esta especie y/o de los hábitats en los que se encuentra o de los que depende directamente.

Las organizaciones no gubernamentales interesadas en la conservación de esta especie deben tener la capacidad, facilitada por el Gobierno Nacional, de canalizar recursos nacionales e internacionales para la adquisición y/o administración de tierras que aseguren la conservación de los hábitats naturales del oso andino.

Las universidades y centros de investigación, tanto privados como públicos, que efectúen actividades y programas en ciencias biológicas y ambientales deben estar en capacidad de ofrecer asesoría técnica y científica a las comunidades rurales y entidades gubernamentales y no gubernamentales respecto a los criterios que se deben tener en cuenta para la conservación y recuperación de las poblaciones de oso andino y los hábitats que ocupa.

Agradecimientos

A la Dra. Mónica Paéz (UTI), por los comentarios y sugerencias de mejora a las versiones iniciales del manuscrito.

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