
Artículo científico/Scientific paper
CONTAMINACIÓN AMBIENTAL Martínez, J., Delgado, O., Vanegas, I., Espinoza, D., y Salgado, F.
1 Introducción
Al sonido se lo define como una onda sonora capaz
de producir la sensación de sonido; y la sonoridad
es la sensación subjetiva generada por variación de
presión en el oído (Laforga, 2000). Para la física,
“es una sensación percibida por el oído, debido a
las diferencias de presión producidas por la vibra-
ción de un cuerpo” (Robles y Arias, 2015, p. 10),
en tanto que al ruido se lo asocia con sonidos mo-
lestos, no deseados (García y Garrido, 2003; Robles
y Arias, 2015), o “cualquier sonido que perturba al
ser humano y el desarrollo de sus actividades” (Ro-
dríguez, 2015, p. 3).
Los seres vivos desde su aparición en el planeta
han sido receptores de variedad de sonidos pro-
venientes del entorno, sin embargo, el sonido am-
biental ha ido en incremento asociado a la actividad
antrópica, en la actualidad se lo considera indesea-
ble ya que afecta el equilibrio natural, perjudica
a la población y se presenta como una importante
fuente de contaminación de las ciudades (Alfie y Sa-
linas, 2017) y un problema de salud pública (Fiedler
y Zannin, 2015).
Las fuentes de ruido van desde el uso de vehícu-
los a altas velocidades, sin revisión o mantenimien-
to, alzar la voz, entre otras; que provienen del actuar
habitual de la población (García y Garrido, 2003),
inclusive factores como la edad, nivel de estrés o
aspectos como la calidad del aire pueden afectar la
percepción sonora e influir en el paisaje sonoro de
un territorio, de manera positiva o negativa (Mora-
ga y col., 2017).
Las áreas urbanas presentan un crecimiento po-
blacional continuo que propician el ingreso de po-
blación por estudios, gestión, trabajo o residencia
y acarrean un abandono de las periferias causando
desequilibrios en el territorio (Gómez y Vallarino,
2010), que se derivan en alteraciones al entorno ur-
bano como la congestión vehicular que emite a la
atmósfera gases, material particulado y ruido; oca-
sionando pérdida de la calidad ambiental del centro
urbano. Para establecer el impacto por ruido es ne-
cesario hacerlo en función de las afecciones que
puede causar a la sociedad, sea fisiológica o psico-
sociológicamente; en tal razón, el ruido es estudiado
por universidades, entidades públicas y privadas a
nivel mundial; según Romo Orozco y Gómez Sán-
chez (2013), los altos niveles sonoros pueden afectar
el órgano auditivo y los bajos la salud psicosomáti-
ca.
Como lo expresa Burneo (2007a) la exposición
continua y constante a sonidos con excesivos o al-
tos niveles, inducen de manera lenta a la pérdida
irreversible de la capacidad auditiva (Daiber y col.,
2019), aumenta enfermedades cardio metabólicas,
arritmia, diabetes mellitus y en función de las con-
diciones emocionales de las personas expuestas, se
presentan casos de estrés que pueden desencadenar
en vasoconstricción, variabilidad en la frecuencia
cardíaca y coagulación (Daiber y col., 2019).
Grass y col. (2017, p. 5) expresa: “Ante la exposi-
ción a altos niveles de ruido de forma prolongada,
el estómago puede segregar una sustancia ácida
y una cantidad de hormonas suprarrenales; estos
son los primeros síntomas de alarma ante el estrés
agudo; también puede existir dificultad para con-
centrarse, que desencadena un descenso del nivel
del rendimiento y aumenta el nivel de ansiedad
en el profesional al sentirse incomunicado con su
entorno, además de irritabilidad, trastorno del sue-
ño, fatiga y depresión”, y grupos críticos como los
infantes, niños, ancianos, enfermos y madres emba-
razadas son los que sufren más a causa del ruido
(Burneo, 2007b).
La carga mundial de morbilidad ha cambiado
como consecuencia de la industrialización y mo-
dernización, porque incorpora un factor de riesgo
como el ruido que genera enfermedades crónicas
(Daiber y col., 2019); no solamente de tipo físico
sino también psíquico como estrés, interferencia
con la comunicación del habla, pérdida de rendi-
miento, alteraciones que crecen cuando el sonido
se incrementa, afectando la calidad de vida (Basner
y col., 2014; Nazneen, Raza y Khan, 2020).
El nivel sonoro está en incremento, su conoci-
miento es necesario para delimitarlo, regularlo y
combatirlo con políticas y legislación (García y Ga-
rrido, 2003), no es una actividad habitual porque ha
sido considerado como un hecho común produc-
to de la vida cotidiana, dando poca importancia a
sus efectos (Bañuelos Castañeda, 2005). Para la so-
ciedad, la contaminación son los efectos negativos
sobre factores como el agua, suelo, aire, en tanto que
al ruido se lo califica como “poco grave” (Zamorano
80 LAGRANJA:Revista de Ciencias de la Vida 40(2) 2024:78-91.
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