enero-junio 2023
Vol. 18, No. 1, 48-58
https://doi.org/10.17163/alt.v18n1.2023.01
http://alteridad.ups.edu.ec
p-ISSN:1390-325X / e-ISSN: 1390-8642
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres
centros universitarios
ICT addiction. Teaching perspective from three university centers
Dra. Ma Teresa Prieto-Quezada es profesora-investigadora de la Universidad de Guadalajara (México)
(materesaprieto@cucea.udg.mx) (https://orcid.org/0000-0002-3299-2927)
Alfredo Romero-Sánchez es profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara (México)
(alfredo.romero@academicos.udg.mx) (https://orcid.org/0000-0002-3502-9124)
Herberth Oliva es profesor-investigador de la Universidad de Guadalajara (México)
(herberth.oliva4199@academicos.udg.mx) (https://orcid.org/0000-0002-2071-8090)
Recibido: 2022-09-29 / Revisado: 2022-12-08 / Aceptado: 2022-12-22 / Publicado: 2023-01-01
Resumen
Entre los análisis realizados con referencia al
uso y abuso de las Tecnologías de la Información y la
Comunicación existen diversos estudios aplicados a los
más jóvenes, por ser el grupo que más concentra el con-
sumo en línea. No obstante, poco se ha analizado sobre
las tendencias y reflexiones realizadas al respecto por otro
sector poblacional, no siempre diferente en edad, pero sí en
sus propósitos y actividades cotidianas: los y las docentes.
Como parte de este trabajo, se muestra un estudio hecho
a docentes de tres centros universitarios de la Universidad
de Guadalajara, quienes ofrecen su percepción sobre el
consumo en la web a partir del Test de Uso de Internet
elaborado por Kimberly Young. Los resultados muestran,
en general, una tendencia racional en la utilización de la
tecnología, aunque hay algunos indicios frecuentes en el
caso de la pérdida de conciencia del tiempo de uso de
internet, a sentir un cierto grado de ansiedad o nervios al
no conectarse o así como a consultar redes sociales o el
correo antes de iniciar actividades prioritarias. Este trabajo
reafirma la necesidad de profundizar en estudios sobre el
colectivo de docentes de los centros de estudio, ya que
interesa tanto su afectación personal y profesional, como el
papel que para ellos juega la tecnología y qué mensaje dan
a las comunidades de estudiantes a las que atienden.
Descriptores: Adicción, docencia, educación, tec-
nología, teléfono, universidad.
Abstract
Within the analyses made with reference to the use
and abuse of Information and Communication Technologies,
there are several research applied to young people, since
they are the group that most concentrates online consump-
tion. However, little has been analyzed about the trends and
reflections made in this regard by another population sector,
not always different in age, but in their purposes and daily
activities: teachers. As part of this work, a study with teachers
from three colleges of the University of Guadalajara is shown,
who offer their perception of consumption on the web based
on the Internet Addiction Test developed by Kimberly Young.
The results show, in general, a rational tendency in the use of
technology, although there are some frequent indications in
the case of the loss of awareness of the time of Internet use,
to feel a certain degree of anxiety or nervousness when not
connected or to consult social networks or mail before start-
ing priority activities. This work reaffirms the need to deepen
studies on the group of teachers of the study centers, since
both their personal and professional affectation is of interest,
as well as the role that technology plays for them and what
message they give to the student communities they serve.
Keywords: Addiction, education, professors, smart-
phone, technology, university.
Forma sugerida de citar: Prieto-Quezada, M. T., Romero-Sánchez, A. y Oliva, H. (2023). Adicción a las TIC. Perspectiva
docente desde tres centros universitarios. Alteridad, 18(1), 48-58. https://doi.org/10.17163/alt.v18n1.2023.04
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres centros universitarios
Alteridad, 18(1), 48-58 49
1. Introducción y estado
de la cuestión
1.1 A modo de introducción
Las instituciones educativas presentan una situa-
ción particular con respecto a las Tecnologías de
la Información y Comunicación (TIC), por un
lado, el constante debate de su inclusión dentro
del proceso de enseñanza-aprendizaje, y a su vez
el cuidado por los excesos en su uso.
El abordaje de un tema de investigación
donde se involucran las tecnologías y el pro-
blema de las adicciones derivadas de su uso
desmesurado nos remite a considerar dos aristas
de análisis; en primer lugar, reconocer qué son
las tecnologías y, en segundo lugar, determinar
cuándo encontramos en el abordaje histórico los
primeros casos de adicción.
Valera et al. (2021), expresan que no hay
consenso en la literatura académica en cuanto
a la utilización del término “adicción” para refe-
rirse al consumo constante de internet y de las
redes sociales. La tecnología nace con el primer
instrumento de piedra que el hombre primitivo
utilizó (Ávalos, 2017); elementos como el fuego
y la lanza se perciben como alcances tecnológi-
cos que adquieren relevancia como insumos en
tanto que modifican el estilo de vida de los pri-
meros habitantes. Por lo tanto, para comprender
lo que representa la adicción a las tecnologías,
es importante saber que todas las innovaciones
científicas desde sus inicios han buscado otorgar
a nuestras vidas significados y mejor calidad en
todos los aspectos, lo cual ayuda a relacionar las
innovaciones con los mismos avances científicos
y tecnológicos del ser humano.
Es imposible no reconocer que las tec-
nologías son parte importante en el desarrollo
de la humanidad y que se maximizaron para la
humanidad, después de la pandemia de COVID-
19, el consumo y acceso permanente de las redes
sociales aumentó los benéficos que trajo, sobre
todo en el sector educativo, al mismo tiempo que
desarrollaban trastornos psicosociales en las per-
sonas, como problemas de salud física y emocio-
nal (Li et al., 2016); y la expansión de conductas
de tipo violento, bullying y ciberbullying, Prieto
y Sánchez (2020), quienes sostienen que la llega-
da de las redes sociales a la vida de niños, niñas y
jóvenes ha cambiado sus hábitos, consumos cul-
turales y educativos. En la mayoría de los casos,
los cambios tecnológicos han obligado al profe-
sorado a modificar la manera de hacer docencia,
desde la integración de saberes digitales hasta
la actualización del curriculum y el cambio de
estrategias de enseñanza. Ya Preciado (2010),
alude que los aportes científicos relacionados
con los avances tecnológicos buscan un cambio,
para resolver problemas humanos. Es por ello
que consideramos que no solo los modelos edu-
cativos deben cambiar frente a los avances tec-
nológicos, sino también los estilos de docencia
para producir mejores experiencias educativas
e incrementar el aprovechamiento académico y
disminuir la apatía y la adicción sin control a las
redes sociales por parte del alumnado.
1.2 Tecnología, adicción y
educación
Sin duda, estos medios aportan aspectos posi-
tivos a los y las estudiantes. López et al. (2019)
describen que, con estos, los jóvenes cuentan con
redes sociales, chats, juegos y sobre todo crean
contenidos, lo que permite que se interactúe con
otros usuarios.
Sin embargo, por otro lado, López et al.
(2019) señalan que “cuando este uso intensivo no
es controlado de forma consciente y los usuarios
se distraen accediendo a múltiples medios simul-
táneamente, las desventajas empiezan a emerger
y el rendimiento en otras actividades” (p. 28).
Ante esto, se han intentado diversas estrategias
en los centros educativos, como prohibir su uti-
lización en el salón (sobre todo en nivel medio
superior o superior) o durante toda la estancia en
la escuela (nivel básico), así como también capa-
citar a docentes para el manejo de la tecnología
Herberth Oliva, Dra. Rubicelia Valencia Ortiz, Dra. Rosabel Roig Vila
© 2023, Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador.
50
dentro de cada asignatura, pero los resultados
son escasos o poco documentados.
Con estas prácticas se genera un distan-
ciamiento entre el uso masivo de la tecnología
(particularmente de las redes sociales), particu-
larmente de jóvenes, con sus padres, madres e
incluso docentes, provocando una brecha gene-
racional (Moreno et al., 2017). No obstante, se
pierde la oportunidad de alfabetizar digitalmen-
te, entendiendo este concepto como “aprender
a interpretar y manejar los dispositivos y herra-
mientas que ofrece las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación” (Bawden, 2002,
citado en Moreno et al., 2017, p. 13).
Sin embargo, un problema latente es el
abuso de la tecnología (fundamentalmente de los
celulares), que se le denomina “adicción.
López et al. (2019) se refieren a este tema:
Cuando hablamos del uso de las TIC de una
forma descontrolada, ansiosa, progresiva y con
una resistencia evidente a detenerse, se vislum-
bran características asociadas con las adiccio-
nes a sustancias, específicamente el aumento
de la tolerancia y el síndrome de abstinencia…
La adición a las tecnologías de información y
comunicaciones detalladas en párrafos ante-
riores ha sido reconocida por la Organización
Mundial de la Salud (OMS) y clasificada entre
las adicciones comportamentales. (p. 29)
González Amarilla y Pérez Vargas (2019)
citan a Brod (1984) quien “fue quien presentó el
término Tecnoestrés, el mismo se remonta a los
años ochenta; considerándolo como una enferme-
dad moderna de adaptación, causada por la falta
de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías
informáticas de manera saludable” (p. 23).
De la misma forma, refieren a Salanova
et al. (2007), quien afirma que los elementos
precursores del estrés pueden ser las “demandas
tecnológicas (p. ej., sobrecarga mental), falta
de recursos tecnológicos (p. ej., falta de apoyo
social) y falta de recursos personales (p. ej., falta
de autoeficacia especifica con la tecnología)”
(González Amarilla y Pérez Vargas, 2019, p. 24).
Rojas y Yepes (2022) aclaran que existe
una diferencia entre dependencia y adicción, que
se ubica en la “intensidad emocional del implica-
do” y el abandono de lo necesario para cumplir
con las actividades diarias. No obstante, están de
acuerdo en que el uso fuera de control de estos
dispositivos es causa de problemas académicos,
físicos y sociales, entre otros, al grado de que
puede convertirse en un asunto de salud pública
(Valencia et al., 2021).
Además, citan a Watters et al. (2013) quie-
nes hablan de que una adicción puede ser el uso
compulsivo de una sustancia, pero también de una
actividad que causa una alteración en el funciona-
miento normal de la persona. Otros autores referi-
dos hablan de dependencia, pero no de conducta
adictiva. Independientemente de esto, se considera
que hay una alteración cuando la persona tiene
dificultades de flexibilidad cognitiva, para tomar
decisiones; crecimiento en el nivel de angustia;
olvido de actividades por realizar; problemas de
memoria, con la concentración o familiares.
El papel que desempeñan los profesores y
las instituciones educativas en la educación para
la ciudadanía digital y en el uso de las TIC como
herramientas educativas ha sido poco estudiado
en este ámbito.
Rojas y Yepes (2022) analizaron las publi-
caciones al respecto en América Latina durante
los últimos diez años y reunieron 216 en las que
la mayoría de las temáticas referentes a las TIC
fueron el ciberacoso, las fake news y la adicción,
y solo el 10 % de estas tuvieron un enfoque en
adultos.
A la vez, Valencia et al. (2021) revisaron
116 publicaciones sobre el impacto de las redes
en jóvenes y cómo intervenir desde lo educativo.
Señalan que uno de los resultados encontrados es
la relación entre el aumento de horas invertidas
en las redes sociales y el aumento del fracaso
académico, pero también concluyen la necesidad
de que las instituciones preparen al alumnado en
cuanto a las competencias digitales, y los padres
y madres también requieren conocimiento sobre
el funcionamiento y los problemas de las redes.
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres centros universitarios
Alteridad, 18(1), 48-58 51
Uno de los problemas que se manifiestan
es cuál es el uso que se le dará a estas herramien-
tas. Hernández et al. (2018, p. 677) retoman a
Marqués (2004), quien:
Una triple función: (1) como instrumento
facilitador de los procesos de aprendizaje,
(2) como herramienta para el proceso de la
información y (3) como contenido implícito
de aprendizaje.
Lo cierto es que se presenta una situación
compleja en la que se debe buscar el equilibrio en
cuanto al uso pedagógico, pero no al abuso. De
Lima y Moreira (2019) afirman que “La educa-
ción necesita integrarse a la cibercultura y acom-
pañar su dinámica de renovación sociocultural,
sabiéndose incluida y promoviendo la (ciber)
inclusión” (p. 13). Sin embargo, no son los úni-
cos elementos que condicionan los cambios, sino
que deben utilizar para potenciar aspectos peda-
gógicos y reflexivos, de acuerdo con los mismos
autores.
Para Waliño et al. (2019), la política de
prohibir el uso de los dispositivos en las institu-
ciones educativas puede tener un efecto adverso:
que los profesores se pregunten si es un elemento
importante dentro de la formación de jóvenes.
Consideran que, por encima de dicha práctica,
lo importante es construir “un modelo educa-
tivo que permita tanto al profesorado como al
alumnado el desarrollo de la propia ciudadanía
digital” (p. 322).
Los autores mencionados en el párrafo
anterior también han señalado que se visualiza
una resistencia entre el profesorado y que se
necesitan más estudios sobre si la tecnología con-
tribuye o distrae al estudiante de su aprendizaje.
Los especialistas no cuestionan el potencial de
internet y los celulares o las redes, pero se requie-
re una planificación sobre su utilización (López
et al., 2019). Para esto, los autores agregan que se
requiere de un rediseño curricular, capacitación
docente y mejora de la infraestructura.
Valencia et al. (2021) cuestionan si los
docentes tienen las competencias digitales para
guiar a los jóvenes en acciones formativas y
potencializan estrategias de colaboración y par-
ticipación. En esa misma línea, Waliño et al.
(2019) consideran que la formación de los pro-
fesores es escasa y que depende mucho más del
interés de cada uno que de una política educativa
clara.
Hernández et al. (2018) proponen una cate-
gorización de las competencias en las que deben
especializarse los docentes, en cuanto al manejo de
las TIC, las cuales son las siguientes: instrumental,
estética, curricular, pragmática, psicológica; como
productor, como evaluador; la capacidad crítica,
organizativa, investigadora, y comunicativa, que
implica un reto para el docente como lo señala
Maldonado (2018) que consiste en centrarnos en
las practicas pedagógicas del docente para posi-
bilitar el desarrollo de competencias ciudadanas,
tecnológicas y científicas y esto requiere analizar
los estilos de enseñanza de cada docente, como
actor dentro del proceso educativo.
1.3 Algunos posicionamientos
teóricos relacionados con las
adicciones a internet
La investigadora Kimberly Young (1996), pio-
nera en diversos estudios sobre la adicción al
internet, ya advertía sobre los riesgos de su uso
y abuso, haciendo recomendaciones a padres y
maestros. Young (1996) creó un test para reco-
nocer si la persona padecía esta dependencia.
La Organización Mundial de la Salud (1992)
ha señalado que el síndrome de dependencia se
acompaña de tres o más expresiones físicas emo-
cionales que podemos relacionar con la adición
al internet, como compulsión a estar conectados
a un dispositivo; falta de control al consumo de
los mismos; síntomas de abstinencia como des-
esperación, angustia y miedo cuando estamos
desconectados, y apatía en la participación de
otras formas de diversiones, juegos o activida-
des, etc.
El trastorno de dependencia a internet es
difícilmente diagnosticado, sin embargo, tienen
Herberth Oliva, Dra. Rubicelia Valencia Ortiz, Dra. Rosabel Roig Vila
© 2023, Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador.
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los mismos síntomas que adicciones como el
alcohol, el café o las drogas.
Sánchez Carbonell et al. (2008) señalan
que el internet y el teléfono móvil requieren una
atención particular en el tema de adicciones que
podría compararse con las propiedades reforza-
doras de las sustancias adictivas como, por ejem-
plo, sentirse parte de un grupo y crear identidad,
contactando con el otro sin la necesidad del cara
a cara que crea estrés.
Ya Echeburúa y De Corral (2010) enfatiza-
ban los riesgos más importantes del abuso de las
TIC, que son, además de la adicción, el acceso a
contenidos inapropiados, el acoso o la pérdida
de intimidad. Castells (2001) argumenta que
internet beneficia el individualismo, con cambio
de relaciones estructuradas tradicionalmente en
la comunidad, la familia y el trabajo, unido a
intereses y afinidades donde la distancia ya no es
un límite en la relación.
1.4 Importancia del tema desde la
perspectiva docente
Uno de los primeros aspectos por los que este
tema adquiere relevancia es porque existe un
vacío en la información con respecto a la percep-
ción de los y las docentes. A pesar de que el cen-
tro de atención está en los jóvenes, porque son el
grupo principal que utiliza las tecnologías para
la comunicación, no hay que olvidar que tam-
bién muchos profesores se encuentran dentro del
rango de edad de mayor consumo de las TIC. En
este sentido, se desconoce su aprovechamiento
académico, pero también su uso personal.
El nivel de uso del internet en el país
puede verse reflejado, por ejemplo, en el 18°
Estudio sobre los Hábitos de Personas Usuarias
de Internet en México 2022, de la Asociación de
Internet Mx. En el último estudio, se observa que
el rango de edad en el que se encuentra la mayo-
ría de los internautas (19,8 %) es la comprendida
entre los 25 y 34 años, seguidos (17,2 %) por
quienes se encuentran entre 35 y 44 años, es
decir, grupos de edad entre los que se encuentran
muchos profesionales.
En el ambiente universitario es complejo
determinar el número de profesores y sus edades
dada la diversidad de instituciones de las cua-
les se requerirían datos, no obstante, es posible
dar un panorama con respecto a profesores de
educación básica. Al respecto, el INEGI (2020)
informó que la edad promedio de docentes es de
40 años, y el rango oscila entre los 35 y 44 años
(Magaña, 2021).
García et al. (2019) advierten que los
profesores son conscientes de las actividades de
alumnos en el entorno virtual, pero no tienen
herramientas para al manejo de estas situaciones.
De la misma forma, los mismos autores (2019,
p. 45) citan a Gabarda et al. (2017) y Eden et al.
(2012) quienes:
Ponen de manifiesto que los profesores, cons-
cientes de su insuficiente conocimiento digi-
tal, demandan mayor información y forma-
ción, el desarrollo de protocolos de actuación
en los centros educativos y la activación
de herramientas que les facilite detectar los
problemas relacionados con el mal uso de las
nuevas tecnologías.
Incluso se hace referencia a una “posición
de inferioridad que, como inmigrantes digitales,
perciben de sí mismos los profesores frente a los
ya nacidos en la era Internet” (p. 45).
González Amarilla y Pérez Vargas (2019,)
consideran que:
El tecnoestrés puede estar presente en cual-
quier momento del quehacer docente ya sea
por la falta de utilización o por el excesivo uso
de la tecnología, debido a ello resulta conve-
niente el conocimiento acerca del mismo, de
manera a tener en cuenta las medidas preven-
tivas necesarias a nivel institucional enfocadas
al factor humano responsable de impartir una
educación de calidad a los educandos. (p. 33)
Álvarez Flores (2021) opina que “Las ven-
tajas que proporciona internet ante su naturaleza
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres centros universitarios
Alteridad, 18(1), 48-58 53
interactiva, su facilidad de acceso, comodidad
de uso e inmediatez pueden transformarse en
desventajas al plantear a los individuos posibles
efectos negativos al entrañar diversas amenazas
consecuencia del uso inadecuado o sin control
(p. 34). Young (1999) adelantaba este aspecto
reflejado en diversos estudios que señalaban que
la utilización de internet no proveía de mejoras
en el rendimiento de estudiantes, fundamental-
mente por lo desorganizada que la información
está en la web y no siempre vinculada con los
currículos escolares y los libros de texto y, en el
ámbito laboral, puede representar una reducción
en la efectividad del rendimiento. Estos factores
también son relevantes de tener en cuenta a la
hora de analizar el tiempo y tipo de uso que los
académicos hacen de la internet.
2. Metodología
Para la obtención de los resultados se realizó un
trabajo con enfoque cuantitativo y un alcance
descriptivo con el que se pretende conocer las
características de un grupo de académicos y sus
conductas de uso de la internet. Se considera
valioso este primer acercamiento pues la mayor
parte de los análisis respecto al uso de internet se
han enfocado en los y las estudiantes.
Se tomó un muestreo no probabilístico
intencional de diez profesores pertenecientes a
dos centros universitarios de la Universidad de
Guadalajara (México): de Ciencias Económico
Administrativas y del Norte y 11 del correspon-
diente a Ciencias Sociales y Humanidades.
El muestreo intencional tiene la ventaja de
que permite estudiar a poblaciones que tienen un
grado alto de variabilidad (Otzen y Monterola,
2017). Esta es la situación que se puede encontrar
en espacios tan heterogéneos como los centros
universitarios, en los que la planta docente tiene
características muy diversas. Así, se buscó tener
una presencia de la mayor variedad posible
de académicos, desde profesores jóvenes y de
reciente ingreso a las labores académicas hasta
aquellos que tienen una mayor cantidad de años
en las funciones; diferentes grados académicos
(pregrado y posgrado) y de distintas formaciones
como profesionales.
El instrumento seleccionado fue el Test de
Uso de Internet, elaborado por Kimberly Young,
el que “evalúa la magnitud en la que un sujeto
se relaciona con la computadora, clasificando el
comportamiento adictivo” y ha sido validado en
más de 20 países del mundo (Álvarez Portela y
Fernández Castillo, 2018, p. 175). A partir de este
primer estudio se podrá, en un futuro cercano,
realizar otro tipo de investigaciones con distintos
enfoques y, sobre todo, con una población mayor,
a partir de los datos aquí recabados con la inten-
ción de diagnosticar de manera más amplia las
conductas de los docentes frente al internet, el tipo
de uso que hacen de las herramientas en línea y el
grado de adicción en una comunidad tan amplia
como la de la Universidad de Guadalajara.
3. Discusión analítica
de resultados
Según el diagnóstico realizado, como resultado
del instrumento aplicado, el 54,8 % de los encues-
tados eran mujeres y el 45,2 %, hombres. La edad
entre las que oscilan la mayor cantidad del profe-
sorado se estableció en el rango es de 36-45 años
con el 38,7 %, posteriormente el grupo que cuenta
con 26-35 años con el 25,8 % y le siguen aquellos
con más de 55 años con el 19 %, para concluir con
los que cuentan con 26-35 años que son el 16,1 %.
Para la mayoría del profesorado su último grado
de estudios es la maestría, con el 48,4 %, mientras
que el 35,5 % de los encuestados tiene doctorado,
y el resto, 16,1 %, cuenta con licenciatura.
Con respecto a la tabla 1, la interacción
que los profesores aceptan que tienen en inter-
net, sumando las frecuencias “Siempre” y “Muy a
menudo” alcanzan 41,9 % de ellos, es decir, poco
más de 4 de cada 10 docentes.
Por otra parte, los resultados encontrados
de que profesores desatienden sus actividades
escolares por estar navegando por internet mues-
tran que el 41,9 % lo hace raramente, mientras que
Herberth Oliva, Dra. Rubicelia Valencia Ortiz, Dra. Rosabel Roig Vila
© 2023, Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador.
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el 16 % afirma que lo hace ocasionalmente. Esto
demuestra que, en general, los académicos no
descuidan sus labores, aunque pueden tener ten-
dencia a atender con cierta frecuencia el internet.
Tabla 1
¿Con qué frecuencia se da cuenta que lleva más tiempo navegando por internet del que debería?
Frecuencia Porcentaje
Nunca 3,2
Raramente 9,7
Ocasionalmente 29
Frecuentemente 16,1
Muy a menudo 25,8
Siempre 16,1
Cuando se les preguntó con qué frecuencia
hacen amistad por la red, respondieron en un 45%
que “Nunca, mientras el 35,5% “Raramente”; esto
señala una desconfianza en entablar relaciones de
amistad y convivencia por esta vía, tal vez como
respuesta a la toma de conciencia y experiencias
de los peligros que puede tener relacionarse por
internet, sobre todo con desconocidos.
Respecto al desempeño de la actividad pro-
fesional y los posibles perjuicios por abuso en el
uso de internet, el 58,1 % del profesorado afirma
no haber experimentado nunca esta situación; si a
este porcentaje añadimos los que rara vez sufren
esta circunstancia, la cifra alcanza el 80,7 %. Solo
el 6,5 % considera que ocurre con frecuencia.
Tabla 2
¿Con qué frecuencia revisa sus redes sociales o correo electrónico antes de iniciar otras actividades prioritarias?
Frecuencia Porcentaje
Nunca 0
Raramente 12,9
Ocasionalmente 32,3
Frecuentemente 25,8
Muy a menudo 16,1
Siempre 12,9
Como se muestra en la tabla 2, la aten-
ción a actividades prioritarias suele dejarse de
lado por la distracción que generan el correo
o las redes sociales. El porcentaje más elevado
se encontró que ocasionalmente, consultan su
correo el 32,3 % y llama la atención que el 29 %
consulta muy a menudo y siempre, lo que habla
de una costumbre y hábito en casi uno de cada
tres profesionales universitarios. No obstante,
lo dicho anteriormente, consideran que su pro-
ductividad laboral no se ve afectada por el uso
del internet, por lo que consideran que no hay
afectaciones en este sentido.
Los académicos no señalan una conexión
entre los problemas de la vida diaria y la nece-
sidad de conectarse a internet. El 54,8 % señaló
que nunca ocurre una evasión de las dificulta-
des gracias a la conexión con el mundo virtual.
Con respecto a las respuestas de aquellos que sí
señalan un escape virtual a las dificultades, dos
personas indicaron que sucede muy a menudo
y una frecuentemente. A la vez, para la mayoría
no hay un plan estipulado de lo que harán en la
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres centros universitarios
Alteridad, 18(1), 48-58 55
siguiente ocasión que se conectarán a internet, ya
que nunca lo manifiestan 35,5 % de ellos y rara-
mente el 25,8 %. Las respuestas “Muy a menudo
y “Siempre” solo son expresadas por dos aca-
démicos. A pesar de que los docentes tampoco
consideran que internet sea un elemento indis-
pensable para la vida cotidiana en el sentido de
considerar que sería aburrido o vacío no contar
con este instrumento, la mayoría han pensado
que el internet ha hecho más amena la vida.
En el abordaje analítico en cuanto a si les
molesta cuando otras personas los interrumpen
mientras están navegando por Internet, indica-
ron en su mayoría 55 % que nunca sucede, en
buena medida por el alto grado de concentra-
ción y esfuerzo que conlleva realizar actividades
frente a un ordenador enfocados en lo que están
haciendo y desconectándose de lo que acontece a
su alrededor. Los resultados permiten intuir que
las personas cuando se encuentran navegando
por el Internet suelen ser capaces de orientar en
forma voluntaria su atención al esfuerzo y con-
centración a la actividad realizada, por lo que
suelen ignorar los distractores que les impiden
focalizar su interés en el mundo del ciberespacio.
En cuanto a la frecuencia con la que el
internet y la pérdida del sueño, el mayor por-
centaje de respuestas sostenidas (32,3 %) indica
que raramente provoca este efecto, esto puedo
deberse a que las personas no utilizan dispositi-
vos al momento de acostarse o simplemente su
disciplina de sueño les obliga a suspender el uso
de cualquier aparato que posibilite conexión a la
red al momento de descansar. Por otro lado, un
25,8 % afirma que ocasionalmente pasar tiempo
conectado a internet le roba horas de sueño;
además encontramos que un 22,6 % nunca ha
padecido la pérdida de horas; para culminar los
resultados con un 12,9 % que indica que le suce-
de frecuentemente y un 6,5 % de la población
objeto de estudio argumenta que muy a menudo.
Aunque los resultados mayoritarios indi-
can que raramente existe una percepción en este
sentido, hay un desgaste físico al revisar redes
sociales, chatear o ver videos en horas de sueño,
ya que se acortan los tiempos de descanso hasta
derivar en un insomnio tecnológico. Saber iden-
tificar si el uso exacerbado del tiempo que se
invierte en internet y cómo está repercutiendo
directamente en la salud física y mental de las
personas, ayudará al control y regulación de un
equilibrio entre los tiempos de conectividad y los
descansos del uso los dispositivos electrónicos.
Entre los profesores se presenta el hecho
de que las dinámicas de trabajo que se plantean
en línea con sus alumnos generan una falta de
tiempo para utilizarlo en sus actividades perso-
nales de convivencia familiar, la cual se va ade-
cuando al devenir propio de las rutinas de vida
e incluso a una cultura digital que cada día suele
ganar más terreno, sobre todo con las nuevas
generaciones y les obliga a estar en mayor con-
tacto con el internet, reconociendo que tienen
una participación más activa y dinámica con sus
alumnos/alumnas por internet y redes sociales,
en las que aceptan el apoyo que les brinda en
las actividades académicas y les facilita la orga-
nización, impartición y evaluación de las activi-
dades, logrando así conocer nuevas propuestas
educativas y llevar un registro de sus actividades,
aceptando el poder que ha tenido el internet en
la academia y en las interacciones sociales coti-
dianas de la escuela.
Tabla 3
¿Ha pensado en dedicarle menos tiempo al Internet y no ha podido lograrlo con éxito?
Frecuencia Porcentaje
Nunca 29
Raramente 25,8
Ocasionalmente 22,6
Herberth Oliva, Dra. Rubicelia Valencia Ortiz, Dra. Rosabel Roig Vila
© 2023, Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador.
56
Frecuentemente 19,4
Muy a menudo 0
Siempre 3,2
En cuanto a si los profesores pretenden
dedicarle menos tiempo al internet (tabla 3), el
29 % no ha podido lograrlo por el apoyo que les
brinda; no existe una percepción por parte de
quienes participan en el estudio de que el uso del
internet sea una situación problemática.
Con respecto a si prefieren pasar más
tiempo dedicándole al internet que, a relacionar-
se con amigos, el 45,2 % considera que nunca lo
ha hecho, ya que aún prevalece la conciencia del
uso y aplicaciones del internet como un recurso
de ayuda profesional y social, el cual no podrá
desplazar el gran valor de la socialización como
herramienta comunicacional. Entre las respues-
tas aparece un 22,6 % que responde que rara-
mente prefiere pasar más tiempo conectado al
internet que a la relación con sus amistades. Un
16,1 % considera que ocasionalmente; un 9,7 %
responde que muy a menudo, y de igual manera,
6,5 % afirma que frecuentemente. Los resultados
arrojan que, frente al mundo de opciones en
internet, las personas siguen prefiriendo el calor
humano que la soledad informática, no sin antes
mencionar que para quienes el Internet adquie-
re prioridad sobre las personas, pueda existir
una disminución en la comunicación, debiendo
sumar a lo anterior la existencia de cuadros
depresivos, sedentarios y solitarios.
Finalmente, se preguntó al profesorado
si se había sentido ansioso, nervioso o depri-
mido cuando no lograba conectarse al internet,
los resultados mostraron que la mayoría no lo
percibió así, lo cual puede deberse a que están
familiarizados con sus actividades, tiempos y
espacios en los que reconocen en el internet una
herramienta efectiva para sus propósitos. Esta
seguridad se debe al dominio de las herramientas
tecnológicas y la conciencia del uso mesurado
del internet. Aunque existe contradicción con las
respuestas expuestas en preguntas anteriores que
muestran la obsesión y sentimientos de angustia
del profesor cuando no está conectado a redes
sociales durante un tiempo determinado.
4. Conclusiones
Es de gran relevancia realizar estudios donde la
adicción al internet se convierta en el eje central
del análisis científico. Dicho lo anterior, los resul-
tados permiten conocer que cada día son más las
personas que ven alteradas sus formas de socia-
lización, su salud física y mental debido al uso
excesivo del Internet.
Si bien no hay datos alarmantes entre los
sujetos estudiados, hay algunos resultados que
sugieren la atención a los docentes como usua-
rios de internet, como la pérdida de conciencia
del tiempo que se lleva en internet o la distrac-
ción de las prioridades por la consulta de la web.
En esa misma línea de análisis encontra-
mos que debido al uso excesivo de la tecnología
es posible que muchos docentes con problemas
de adicción a la conectividad tengan alguna difi-
cultad al momento de socializar en sus entornos
laborales y familiares, encontrando también que
los académicos que pasan más tiempo conecta-
dos, serán los que puedan verse afectados con
padecimientos como estrés, ansiedad, falta de
efectividad e interés en las actividades diarias,
ante los mismos problemas de comunicación y
salud mental.
Los resultados comparten una breve
radiografía social en la medida que permiten
interpretar que los problemas derivados de la
adicción a la conectividad a Internet pueden vin-
cularse a la dinámica social de los usuarios de tal
forma que entre más tiempo se pasa conectado
a internet, más crece el factor de riesgo adictivo.
Es fundamental, como analizan Valencia et al.
(2021), crear modelos formativos para que no
solo el estudiantado sino también el profesora-
do domine distintos aspectos de las tecnologías
Adicción a las TIC. Perspectiva docente desde tres centros universitarios
Alteridad, 18(1), 48-58 57
(búsqueda, evaluación, colaboración y protec-
ción, entre otras acciones.
Se concluye además que, siendo internet
una herramienta que facilita miles de actividades
del entorno profesional o social de la vida diaria
del profesorado, es importante reconocer que
el exacerbado tiempo que los educadores utili-
zan en su conectividad les hace escapar de una
realidad social donde el mundo virtual adquiere
mayor connotación. Aun y cuando existen inves-
tigaciones alusivas a la adicción al internet, con-
sideramos que el valor agregado de la presente es
concentrar el interés investigativo en el conglo-
merado docente, sobre todo el de la Universidad
de Guadalajara, quienes están conscientes del
gran valor que tiene la tecnología como un apoyo
en sus actividades de enseñanza y aprendizaje
con la finalidad de garantizar aprendizajes signi-
ficativos acordes a las necesidades formativas de
su comunidad estudiantil.
Será necesario que, en futuras investiga-
ciones derivadas de la presente, se busque la via-
bilidad de que otros centros universitarios de la
red académica de la Universidad de Guadalajara
puedan realizar estudios similares con el afán
de conocer sus realidades institucionales en tér-
minos de la adicción a internet no solo en sus
docentes, debiendo considerar estudiantes en el
corto plazo, con el fin de poder determinar la
prevalencia de la adicción a las redes sociales
y prevenirla en tiempo y forma. Como señalan
Cabero et al. (2019), no se puede negar que el
abuso de las TIC tiene consecuencias negativas,
por lo que es fundamental desarrollar políti-
cas públicas educacionales que regulen el uso
y abuso de las tecnologías y que prevenga los
efectos perversos y dañinos en perjuicio de los
usuarios, lo que podría ser significativo para la
práctica docente en la cibercultura, permitiendo
potenciar de manera efectiva estrategias partici-
pativas y colaborativas dentro y fuera del aula.
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